Beneficio de la duda
Los ciudadanos que nada tienen que ver con militancia partidista, creen ciegamente que con el gobierno entrante, todo cambiará, desde lo baches de su ciudad hasta las infracciones de tránsito.
No le entienden nada o poco a las ventajas de construir pistas de servicios aeroportuarios en Santa Lucía y la cancelación del NAIM en el ex lago de Texcoco, pero lo que él decida, está bien.
Estos ciudadanos no recuerdan ni registran ninguna polémica o contradicción entre regresar a los militares en los cuarteles, como lo ofreció Andrés Manuel López Obrador, que conformar una Guardia Nacional con la policía militar, en labores de seguridad pública.
Que si reformaran la constitución con la “ley Taibo” para que el escritor e historiador pueda asumir la dirección del Fondo de Cultura Económica, que se lo impedía por haber nacido en España, menos le importa a este tipo de ciudadanos que ni saben de quién se trata.
Cuestionados respecto a la última declaración del presidente electo en el sentido de otorgar el “perdón” a los corruptos, también les da lo mismo, porque lo importantes es que con el nuevo gobierno “todo cambiará”.
El interlocutor de mis cuestionamientos siempre se mostró convencido de que “todo” se solucionará, a pesar de que muchas de sus expectativas de solución están relacionadas a las acciones de los gobiernos municipales y estatales.
A López Obrador no le dan ni el beneficio de la duda, tienen todas las esperanzas de que su vida y la de su familia cambie, lo que no ha venido ocurriendo con casi 80 años de gobiernos federales de rojos, y 12 años de azules.
Mi interlocutor es un trabajador del volante, votó por Morena y AMLO, y por candidatos del mismo partido en cargos locales, y después de ello, no les interesa más ni qué piensen otros partidos, así como las críticas a López Obrador.
Ignora este ciudadano de qué se trata el “círculo rojo” en la clase política, ni mostró interés por saberlo, solo sabe que hay un presidente distinto al PRI y PAN, y espera que a partir del 1 de diciembre su vida y la de su familia, cambie radicalmente. Al tiempo.
pablo.ruiz @milenio.com