Los rostros ganadores de la FIL Parte I
Ida Vitale
El Infinito en un Instante
Ida Vitale se hallaba en su casa en Montevideo, luego de una larga estancia en Austin, Texas, casi tres décadas, cuando recibió la noticia de que había ganado el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances. Entre risas, en conferencia telefónica con el jurado compuesto por Héctor Abad Faciolince, Luz Elena Gutiérrez de Velasco, Efraín Kristal, Valerie Miles, Carmen Muşat y Elena Stancanelli , declaró: “Estoy en una edad en la que no espero sorpresas y ustedes me las dan. Casi todo lo bueno me viene de México”.
La relación de Ida Vitale con México se remonta a 1974 cuando, huyendo de la dictadura uruguaya, aceptó la invitación de Octavio Paz para incorporarse al consejo editorial de la revista Vuelta. Unos años después participaría en la fundación del diario y como colaboradora del suplemento La letra y la imagen de El Universal que dirigían Eduardo Lizalde y José de la Colina.
La poesía de Ida Vitale se distingue por su hondura y su brevedad cortante. Dice mucho con muy poco, parece de fácil acceso por su claridad, pero sus misterios solo se develan con el tiempo paciente de la lectura. Veamos, por ejemplo, estos versos: “Quizá no se deba ir más lejos./ Aventurarse quizás apenas sea/ desventurarse más,/ alejarse un atroz infinito”. Son de una aparente sencillez y, a medida que prosperan, van ofreciendo una imagen del tiempo en el que una eternidad puede contenerse en un instante.
En palabras de Víctor Manuel Mendiola, “el premio que recibe ahora Ida Vitale tiene una pertinencia y una oportunidad excepcional: en el tiempo de la poesía que ya no es poesía, de los sinuosos poemas de cursilería abstracta, de los poemarios basados en hechos reales y de la prosa que finge el verso, las hermosas composiciones sintéticas de la poeta uruguaya nos recuerdan que el pasado siempre es nuestro presente y ‘El todo eterno que es el todo interno’ ”.
Entre su caudalosa producción (que toca además la crítica literaria y el artículo periodístico), vale la pena destacar La luz de esta memoria (1949), Palabra dada (1953), Cada uno en su noche (1960), Oidor andante (1972), Jardín de sílice (1980), Parvo reino (1984), Sueños de la constancia (1988), Procura de lo imposible (1998) y Reducción del infinito (2002). A sus 95 años, Ida Vitale se declara sucesora de Gabriela Mistral, a quien leyó cuando era niña y de quien aprendió que un poema es una arquitectura, “un orden de decir las cosas”.
Benito Taibo
Heredero de Emilio Salgari
Si un escritor contemporáneo en México ha sabido navegar en las aguas cambiantes de la era digital ese es Benito Taibo, quien cuenta con más de 50 mil seguidores en su cuenta de Twitter. Para estar presente en las redes sociales ayuda su presencia constante en medios como la radio, ya que conduce el programa Primer movimiento y dirige Radio UNAM, y ayuda también que sus libros sean leídos por jóvenes.
Al respecto respondió el año pasado a Verónica Abdala del diario El Clarín, durante la promoción de su novela Corazonadas, secuela de Persona normal: “No confíen en las etiquetas, que son para vender, sino en los libros que les gusten. No hay literatura para mujeres o para ancianos. Si por literatura juvenil entendemos que es de fácil lectura, que te identificas con los personajes en tu juventud, acaso quepa.
Pero si vamos a llamar así a las novelas protagonizadas por jóvenes, deberíamos asumir que Lolita, por ejemplo, es una novela juvenil, cosa que sería un disparate. Como no es cierto que Julio Verne y Emilio Salgari hayan sido autores juveniles, como se suele creer. Verne escribía desde el asombro de la anticipación científica para sus pares, que asistían como él a un mundo cambiante. Y Salgari no escribía libros de aventuras para jóvenes, sino para que sus contemporáneos, desde la ciudad de Turín, supieran que se abría un mundo más allá”.
En principio poeta, Benito Taibo es autor de Siete primeros poemas, Aurora, Vivos y suicidas, Recetas para el desastre y De la función social de las gitanas; de siete novelas “juveniles”, de las cuales la más reciente es Camino a Sognum, situada en un país imaginario bajo la hegemonía de un dictador ficticio, y temáticamente se mueve entre dos polos, sin tocarlos: Harry Potter y El corazón de las tinieblas. Ha sido además periodista cultural, publicista, guionista y productor de radio y televisión, pero, sobre todo, promotor cultural.
En la FIL participará, además de en este homenaje que reconoce “la solidez de la obra y trayectoria de periodistas culturales de nuestro país”, en las presentaciones de libros de Paco Ignacio Taibo II (El olor de las magnolias/ La libertad, la bicicleta, el 27 de noviembre); Santiago Posteguillo (El séptimo círculo del infierno, 28 de noviembre); Fabrizio Mejía Madrid (Crónica de la victoria, 28 de noviembre); de él mismo en coautoría con Javier Ruescas y Fa Orozco (¡No te calles!,1 de diciembre) y de su más reciente novela: Camino a Sognum (24 de noviembre). También participa como moderador en la mesa “Los oficios del libro II”, integrada por Mercedes Guhl, Clara González Melgar y Martha Castro López (27 de noviembre), y en los foros Mil Jóvenes, con Eufrosina Cruz (28 de noviembre) y Ecos de la FIL (29 de noviembre).
María Osorio Caminata
Los Niños Primero
En una época como la nuestra, inundada de “mercancías” desechables en forma de libros, que ocupan por un breve lapso de tiempo los estantes de supermercados y librerías, es un lujo contar con editores “románticos” con los pies en la tierra, como la colombiana María Osorio Caminata. A través de Babel Libros, la empresa que fundó en 2001, María Osorio se ha hecho un lugar en la industria editorial colombiana enfocada en literatura infantil y juvenil sin sacrificar su amor por los libros. ¿Cómo se logra conciliar la cultura y la calidad con las ganancias?, le preguntó recientemente en una entrevista su colega Leroy Gutiérrez: “Haciendo y vendiendo un libro que responda a la idea de un bien cultural [...].
Lo que hago no es un gran negocio en Colombia pero me ha permitido sobrevivir ocho años, por lo que me imagino que ambas cosas solo son irreconciliables cuando se espera un retorno demasiado rápido. Los buenos libros y la velocidad no van siempre de la mano [...].
Cómo quisiera que Babel fuera simplemente una editorial, que tuviera lo que me advirtió un día Verónica Uribe que no tenía y que es indispensable para el trabajo del editor: silencio. Pero no, la realidad es que estamos en un país en construcción (¿o en destrucción más bien?), un país en el que no está permitido sentarse y mirar, un país que necesita que actuemos.
Hace un par de años emprendimos una tarea grande por la visibilidad del libro para niños. Por lo menos en Colombia, el libro para niños circula de manera clandestina, llega directamente de las bodegas a las bibliotecas públicas y escolares, sin pasar o haciéndolo brevemente por las librerías. Además, las librerías especializadas en libros para niños en Colombia son cuatro, y tres de ellas están en Bogotá.
Del resto de las librerías, algunas pocas tienen rincones para niños, sin acompañamiento, sin librero que conozca el tema. Ser un promotor cultural no es una alternativa; es una necesidad en Colombia”. Babel Libros sigue adelante con su labor titánica de distribución, promoción y difusión, y no pierde de vista la producción de libros “necesarios, libros que trasciendan la mera posibilidad de entretener”, sin importar que tenga que sentarse en una mesa con autores e ilustradores durante varios meses para concretar un producto. En un negocio de bases culturales tan sólidas, mientras más despacio se va, se llega más lejos.