Más cinismo, más Manuela
En junio de 2016, Podemos metió a su tropa electoral en un catálogo de Ikea convertido en programa de mano, una sucesión de interiores en la que los entonces candidatos representaban un papel doméstico y amable, casual y cotidiano. Eran gente. La idea le gustó tanto a Manuela Carmena, de natural sencilla y cercana, que se ha grabado un vídeo en la cocina de su casa, vestida como cuando va al Palacio Real, con lo primero que pilla, y con su propia lamparita de El Pardo. En el cortometraje de presentación de Más Madrid, su nueva marca electoral, la alcaldesa se hace la encontradiza, como si la hubieran cogido haciendo magdalenas, y se muestra ajena al proceso caudillista que le ha llevado a reventar cualquier proceso de primarias y de listas negociadas y a liarse la manta a la cabeza, a la turca, para quedarse con el Ayuntamiento otros cuatro años. Hay gente muy cínica.
Carmena asegura que acaba de enterarse de que hay una cosa que se llama Más Madrid, que ha leído sus principios y que ha decidido presentarse a las elecciones, como el que no quiere la cosa o como el que se pone a hacer la receta de una revista. Si no gana -amenaza- abandona Cibeles, vuelve a su cocina y se representa a sí misma ante la harina, los huevos y la levadura Royal de las magdalenas. Para hacer oposición ya está Podemos. Supuestamente, Carmena dice todo esto para recochinearse de Pablo Iglesias, partido al que se dirige con el mismo tono naíf, inocente, desestructurado y suavón por el que la ficharon hace cuatro años para engatusar a la gente, utilizarla de cartel y luego mangonearla. La abuelita era el lobo.
El vídeo, en el que Carmena se harta de repetir «no sé», como el que dice «jo, tía», cada edad tiene sus dudas y expresividad, es una pieza de humor negro de esas que tanto le gustan a los protagonistas de la revista falsa de Ikea, pero también una burla a los electores, a los que anima a «seguir participando», un ejercicio que se reduce ya a votarla. «La participación -aquí se explaya en su cinismo- no es más que hacer real la democracia». Esa es Carmena, democracia de cuento infantil para gente que compra por catálogo.