Ortotipografía: ¿cómo escribir en la era digital?
La lengua, sostiene Víctor García de la Concha, es un poder del pueblo. «Cada día la hacen con el uso y por eso es viva y popular», dijo el ex director de la Real Academia Española (RAE) y coordinador del nuevo «Libro de estilo de la lengua española», una obra pensada para ser aplicada y resultar útil en este nuevo contexto de hipercomunicación digital. Una obra con espíritu panhispánico que no sanciona, «porque genera repudio», aseguró Francisco Javier Pérez secretario general de la Asociación de Academias. «Un libro que recomienda, que no impone, y si alerta, no lo hace dogmáticamente». Un volumen de tapa blanda y menos de 500 páginas para resolver las dudas que se presentan al expresarnos, es decir, todo del tiempo, en la actualidad.
El libro incorpora cuestiones gramaticales, fonéticas y ortográficas pero no sustituye a las obras de referencia en cada una de estas materias. ¿Debemos escribir guasap o whatsapp? ¿Cuál es la pronunciación correcta de doctor o extraordinario? ¿Es lo mismo género que sexo? Siempre viene bien tener a mano la tabla de los cardinales y ordinales, pero no hablemos ya de los fraccionales o multiplicativos. ¿La abreviatura de siglo es en mayúscula o minúscula? Y si decimos obsceno, ¿por qué no obscuro? La lista es muy larga, aunque el principio que debe regir la escritura en internet no cambia: «Debe respetar las normas lingüísticas –señaló García de la Concha–. Escribir con naturalidad y respetar las normas generales». Sin embargo, el director honorario de la RAE añadió que hay un propósito mayor en todo esto. «Existe una razón superior: la de quienes creen que la lengua no plantea un problema de elegancia civil por hablarla bien o mal, sino algo más. Hace un siglo, Ortega y Gasset decía que la España caída no necesitaba regeneración política sino, antes de todo, una regeneración de su sensibilidad. Y pienso en nuestro Parlamento de hoy. Y creo que eso solo se logra mediante el cuidado de la palabra», añadió el académico.
«No puede ser un jeroglífico»
En declaraciones a este periódico, García de la Concha explicaba que la ortotipografía, es decir, el conjunto de usos y convenciones por los que se rige la escritura no manual, «preocupa a la Academia. Hay que enseñarla en las escuelas, porque los niños hoy pasan muy pronto a la escritura digital, en cuanto tienen un móvil. Y las reglas son las mismas que en el mundo manual. El hecho de que haya un carácter más relajado, semejante a la oralidad o la conversación, no implica utilizar una lengua descuidada o inventar nuevos códigos». Así, por ejemplo, el uso de emoticones, como se dice en América, o emoticonos, como es frecuente en España, es otra de las materias en la que ha entrado la RAE. «Hay que cuidar ese aspecto. Existen normas de puntuación hasta para ellos. Y es frecuente que haya personas que piensan que con un emoticón se arregla todo. Pues hay condiciones, igual que se deben cuidar las etiquetas de las redes sociales. Todo eso no queda borrado por la modernidad», comentaba. «Este es uno de los puntos que nos interesaba atajar: el poco y a veces nulo cuidado en el uso de la escritura en las redes sociales. La escritura digital no autoriza a olvidar la norma ortográfica y gramatical. No se puede convertir todo en un jeroglífico y que desaparezcan las palabras».
Por otra parte, según anunció ayer Darío Villanueva, la Academia ha llegado a un acuerdo con el Gobierno chino para introducir su plataforma «Enclave RAE» como herramienta para la enseñanza en aquel país del español como lengua en secundaria y bachillerato. China, que tiene 95 millones de estudiantes en esa edad, solo reconocía el inglés, japonés y ruso como idiomas de currículum, algo que cambiará el año que viene con la introducción del castellano. El diccionario online recibe al mes 60 millones de visitas y centenares de dudas de hablantes, muchas de ellas, materia para la elaboración de este libro. «La portada del volumen no es casual –destacó García de la Concha–. Queremos que sirva para hablar como un libro abierto, que no es elegantemente sino con soltura, esta lengua tan rica. Y para escribir como los ángeles... digitales».