Chubasquero para todos
Francisco Serrano, el juez Serrano, no se ha quedado corto al describir el clima actual de la política andaluza. ¿Es la Memoria Histórica una actividad de “buscadores de huesos”? Se sale al campo con la familia, en soledad o con amigos con la intención de pasar la tarde y pescar alguno que otro hueso. Una tibia aquí, un fémur por allí, ya está completa la jornada si a la cesta no se le ve el fondo y a otra cosa que mañana es lunes. No se trata de zahoríes, ni de los buscadores de oro del lejano oriente, desgraciadamente en nuestro país los restos que las instituciones tratan de encontrar necesitan de una sensibilidad y un compromiso mayor por parte de la clase política, por encima de intereses e ideologías. Serrano le ha recomendado a la oposición que se compre el mismo chubasquero que él utiliza en el Parlamento, donde le resbala todo. El chubasquero, la piel dura, la sensible, la mandíbula de cristal y el puño de acero; los lugares comunes por donde pastan los grupos políticos que sólo se dedican a la confrontación continua. Se ha puesto de moda hablar de la República de Weimar, cien años de aquel intento en la Alemania previa al nazismo que se fue al traste con la salida de la serpiente del huevo. Lo que pasó luego lo sabemos, aunque haya quien se quiera empeñar en no hacerlo. En ese escenario se engendró el mal que asoló al continente pocas décadas después bajo el signo de la criminalización del contrario, de la conversión del contrincante político en el enemigo a eliminar. Recuerden el “tic-tac” de Pablo Iglesias queriendo meter miedo en el cuerpo al PP. Paradojas de la vida, desde las filas de VOX se utiliza el mismo argumento de cara a las próximas elecciones. “Les queda poco”. Mal asunto porque les guste o no, la mejor defensa del constitucionalismo se basa en la máxima de que aquí cabemos todos, con o sin “tic-tac”. Cuando a uno empieza a resbalarle todo por el chubasquero, cuando el arroyo baja con el caudal repleto significa que la tormenta se hace fuerte, que la inundación se acerca, que estamos con el agua al cuello.
Hay que arrancar
Mientras tanto, en el Parlamento al presidente Moreno le han pedido cuentas, otra vez, sobre los 600.000 empleos. Ya dijeron que era una forma de hablar, una promesa electoral al calor de la búsqueda del voto, aquel “como tiremos de hemeroteca” de Rogelio Velasco. Vuelven los ecos de la campaña electoral y la promesa de presentar el presupuesto en mayo para poder arrancar de verdad con el cambio. Está bien que se vaya conociendo cómo se las gastaba el socialismo con las listas de la Dependencia y el frío que hace en las arcas públicas, vale, pero hay que arrancar, meterle la primera al “gobierno del cambio” y cimentar esta legislatura a tres con acciones tangibles. Ya se han visto gobiernos locales que se pasaron los cuatro años lamentándose de lo mal que dejó la casa el inquilino anterior, quejándose solamente, y luego fueron desalojados a la primera cita electoral a la que se enfrentaron de manera vergonzante.
Susana a la catalana
Susana Díaz se sabe bien el juego parlamentario, la dialéctica que hay que usar en la cámara y los trucos para quedar bien en el escaño. Es una especialista que conoce los guisos locales, regionales y nacionales. No es fácil dársela, no se puede robar en la cárcel. Por eso, sabe que para recomponerse como lideresa tiene que hacer sangre en la cámara. Cuento más le cortan el grifo desde Madrid, más aprieta para lanzar pantallas de humo. La técnica del calamar, del choco, del chipirón en su tinta si te amenazan también con tocarte las diputaciones provinciales, el último bastión con la sombra cada vez más grande de María Jesús Montero en el horizonte. El “sanchismo” ha sabido esperar, también toma nota y ya afila cuchillos si los resultados en las generales no cuadran con la idea de Andalucía como granero de votos. El futuro del “susanismo” busca una escisión a la catalana para no tener que depender de Ferraz y mantenerse a flote. Un chiringuito independiente, colaborador con la gran casa madrileña pero gestionado desde Sevilla. Sería una imagen inédita y casi la vuelta la marginalidad, y una insana competencia contra los propios intereses socialistas.
Se van a ir
En Londres la primavera se la merecen después del invierno, pero no está el ambiente para flores y tardes al sol. El “Brexit” está ya ahí y puede darse una situación irreparable para el Reino Unido. Desgajado, aún más, de las políticas comunitarias y con una crisis política interna que aboca a unas nuevas elecciones. Theresa May se la juega de nuevo el martes para tratar de salvar una salida acordada con Bruselas en lugar de entrar en una espiral que sólo colocaría a los británicos en una escenario de caos. Vale, el problema sea cual sea la solución va a llegar en el Campo de Gribraltar ya se tientan la ropa ante una posible catástrofe. Ya sabemos que en Londres se han puesto en marcha las operaciones “Yellohammer” y “Redfold”, es decir, que esto va en serio, pero aquí sólo tenemos los 1.000 millones prometidos por Grande-Marlaska y el informe de expertos anunciado por la Junta. Como contaba ayer el compañero Lucas Haurie, el sentido común de la zona, el espíritu de supervivencia estoica ante el caos del habitante de la Línea ya está en modo “ON”. Es decir, como siempre.