Recuerdos y reminiscencias como normas de defensa
A pocas semanas de publicar dos nuevos libros, el escritor peruano Luis Hernán Castañeda conversó con EXPRESO acerca de su última novela ‘Mi madre soñaba... Enterate más
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A pocas semanas de publicar dos nuevos libros, el escritor peruano Luis Hernán Castañeda conversó con EXPRESO acerca de su última novela ‘Mi madre soñaba en francés’, que narra la historia de Juan, un joven que reside en el extranjero y que tras el accidente de su madre, decide abandonar España para aventurarse hacia los Estados Unidos. Mientras aguarda el reencuentro con su progenitora, Juan recibe cartas que le revelan un pasado intrigante.
-¿Cuál fue el origen de ‘Mi madre soñaba en francés’?
Es un libro del ‘yo’, que intenta explorar la personalidad del protagonista y narrador, Juan. Empezó con él, con su historia y con este proceso de autodescubrimiento respecto a su pasado, su familia y principalmente su madre. Ese era el vínculo emocional con el personaje que quería que el lector sintiera, ese dolor que viene con el conocimiento que poco a poco el protagonista adquiere.
-¿Tenías claro que el protagonista dejaría su lado egoísta para dedicarse a describir las emociones que envuelven a otros personajes? En principio Juan no se cansa de decir que es un personaje egoísta y de proclamarse egocéntrico. Sin embargo, es verdad que al final lo que importa más es la situación política, el vínculo con su prima y su novia, y el drama que ocurre alrededor. Con ello, el lector se ve saliendo de ese ‘yo’ y entra a un mundo mucho más diverso. Ese fue el segundo movimiento que quería plasmar, dejar atrás esas acciones que muchas veces encontramos en la llamada literatura de autoficción, por ello la novela tiene más voces e ingresa a la conciencia de otros personajes.
-¿Por qué el interés tan marcado en el uso de otros idiomas?
Sin duda, un tema importante de la novela es la multiplicidad de idiomas. Yo quería que el personaje no solo viva fuera de su país, sino también entre lenguas y culturas; por eso hay un interés tan marcado en el uso de vocablos específicos del alemán, gallego, portugués y francés. Principalmente buscaba que cada idioma que el personaje maneja esté vinculado a una tonalidad emocional, un recuerdo o una fase del desarrollo de su personalidad.
-Y recuerdos oprimidos…
Así es. El uso de esas palabras encierran historias y reminiscencias, no es un capricho de intentar que el protagonista presuma de su conocimiento, sino más bien convertirlas en puertas de acceso a espacios que el personaje tiene clausurado para sí mismo por sus recuerdos
reprimidos. La idea no era hacer una novela incomprensible o que hubiera que leerla con varios diccionarios al lado, sino que se dejara explicar por sí misma.
-A lo largo del libro aparecen personajes secundarios con historias muy interesantes. ¿Has pensado retomarlos en tus próximas publicaciones?
Siempre he querido rescatar personajes y nunca he podido, como en los casos de las sagas familiares. La mayoría de estos nacen y mueren en el libro, pero no creo que pueda retomarlos. Sin embargo, apreciaciones como la tuya demuestran la importancia de los personajes secundarios, y por ello trato de darle cierta riqueza y sugerir un pasado. Pienso que en eso me ayuda mi entrenamiento como cuentista porque intento darle algún tipo de gesto revelador, pero eso no implica que el personaje vaya a desarrollarse demasiado.
-¿Cuáles son tus próximos proyectos?
Estoy por sacar dos nuevos libros. El primero es una antología editada junto a Carlos Villacorta, sobre cuentos de autores peruanos residentes en Estados Unidos. La idea es visibilizar a los escritores peruanos que vivieron o siguen viviendo en el mencionado país y que han visto su literatura marcada por dicha experiencia. Aquí encontramos historias escritas por Claudia Salazar, Jennifer Thorndike, Rocío Uchofen, Daniel Alarcón, Francisco Ángeles, Marco Avilés, Oswaldo Estrada, Jeremías Gamboa, Ulises Gonzales, Alexis Iparraguirre, Salvador Raggio, Jack Martínez, Pedro Medina, Mario Michelena, Richard Parra, Juan Manuel Robles, entre otros.
-¿Y el segundo libro?
El segundo libro es un proyecto a seis manos. Esto surgió como una especie de ‘performance’ de escritura y un juego entre Paul Baudry, Félix Terrones y yo. Nosotros decidimos viajar al pueblo de Obrajillo (provincia de Canta, región Lima), que tiene una historia literaria muy interesante, ya que por allí pasaron grandes autores como José María Arguedas y Julio Ramón Ribeyro, y dejaron constancia en sus obras. Todo se inició con la idea de conocer y como segundo paso, surgió el interés por escribir una historia colectiva sobre esta ciudad.
POR GERALDO CAPILLO
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