Hacer cine es imaginar el mundo en el que quieres vivir: Oliver Laxe
El director gallego, Oliver Laxe, se mueve como en casa en el Festival de Cannes, al que regresa este año por tercera vez con "O Que Arde", una película que homenajea a sus antepasados y cumple su premisa de que "hacer cine es imaginar el mundo en el que quieres vivir".
"Mi camino es cada vez perderme más en ese valle"
Su largometraje sigue a "Amador" (Amador Arias), , donde la rutina se instala hasta que un nuevo incendio hace explotar la calma.
"El fuego es un espejo al que cada personaje se mira y donde cada espectador se va a mirar. Tiene algo paradójico: es bello y es cruel. Al mismo tiempo, es innegable que hipnotiza, embriaga, es de una belleza extrema. Y es innegable su poder destructivo", explica el director en entrevista.
Laxe, gallego aunque nacido en París en 1982,
Lo hace en gallego, porque si comenzara a plantearse si por razones comerciales debería haberla rodado en español, añade, "no estaría en Cannes":
Su apuesta por un cine personal hasta ahora no le ha fallado. "Todos vós sodes capitáns" (2010) y "Mimosas" (2016), sus dos primeras obras, ganaron respectivamente el premio de la crítica internacional y el gran premio en la Quincena de Realizadores y la Semana de la Crítica, secciones paralelas del festival.
"O Que Arde" se estrenó este martes en Una Cierta Mirada, dentro de la selección oficial.
Porque aunque Laxe no cree estar fuera del sistema, es consciente de que su cine se aleja de los cánones de lo comercial.
"En españa el cine está muy polarizado. No me gusta esta dialéctica entre cine comercial y de autor. Hay cine comercial, poco, que tiene mucha luz, y de la misma manera hay un cine de autor hecho con poco amor y de una forma muy oportunista. A mí me gusta un cine con alma, y en España lo tienes que hacer en los márgenes".
Estar en Cannes, dice satisfecho, demuestra
Para rodar "O Que Arde" recurrió a dos intérpretes no profesionales: "No eran actores, pero lo son. Si la peli está aquí es gracias a ellos. Aparentemente no sucede nada, pero llenan la imagen, tienen aura, tienen algo que hace que les cojas cariño", sostiene el cineasta.
Y, como en sus anteriores películas, la naturaleza ocupa en este último filme un lugar destacado, que evidencia la pequeñez del hombre frente a ella, aunque la vida en la ciudad le haya hecho perder esa perspectiva a la mayoría.
Hacer cine es imaginar el mundo en el que quieres vivir y rodar allí donde quieres vivir. Y mi camino es cada vez perderme más en ese valle", añade Laxe, seguro de que en un futuro se instalará en la zona.
Su próximo proyecto, una "road movie" psicodélica entre Europa y Mauritania, se desvía temporalmente de ese objetivo. Y su futuro más inmediato le lleva el viernes a la ceremonia de clausura de Una Cierta Mirada, a cuyo palmarés aspira el también español Albert Serra, autor de "Liberté".
AC