Nadie puede atrapar a Bob Dylan, el gran escapista de la cultura popular. Cuando querían que fuera el espíritu del folk, se electrificó. Cuando pretendieron que se erigiera en la voz de una generación, renegó de ella. Hasta cuando le dieron el Nobel apenas pudieron notificárselo. Otra cosa fue a la hora de cobrar el cheque, claro. Dylan ha protagonizado largos exilios interiores, ya sea en sótanos de su propiedad en el campo o en refugios espirituales que nadie podía prever. Como el que encontró entre los años 1979 y 1981... Читать дальше...