Palabras de Silvio Rodríguez para despedir a Eduardo Ramos
Cuando le conocí, Eduardo Ramos tocaba la guitarra y por aquellos mismos días, porque era necesario, se convirtió en bajista. Al principio, como no tenía el instrumento, lo imitaba con su guitarra eléctrica, ecualizada en bajas frecuencias. Acaso por eso se acostumbró a mover los graves con un sentido acompañante, casi libre, haciendo a veces segundas voces, como en la trova.