Adiós al idilio de Sevilla, Madrid vuelve por sus fueros
Como si fuera una broma. De mal gusto. Una hora y veinte minutos después, Madrid se había convertido en un pantomima de sí misma, en una caricatura grotesca de la tauromaquia. Cuatro toros llevábamos. Dos en verdad. Cuatro ganaderías. Dos toros inservibles. Uno lesionado él solo, descoordinado, invalidado para la lidia de la divisa titular, ni un lance se llevó ante la sorpresa general. No acababa ahí el misterio del mal fario. Lo mismo ocurrió con el tercero. Torrealta y Montealto. Al tercero... Читать дальше...