Soñar no cuesta
Era un país donde la población vivía tranquila. Los niños y los jóvenes acudían seguros y sin contratiempos a la escuela. Los maestros, fieles a su compromiso como mentores, cumplían cabalmente con su encargo: formar futuros ciudadanos e inculcarles valores cívicos. Ya no existían contubernios entre empresarios y funcionarios públicos, todas las negociaciones eran legales. El gobierno federal y los gobiernos estatales y municipales gobernaban honestamente. La corrupción era asunto del pasado.... Читать дальше...