¿Alguien se imagina a un predicador de la yihad islamista presidiendo un organismo dedicado a la defensa de los derechos humanos en la ciudad de Nueva York? No, ¿verdad? Los neoyorquinos que vieron desmoronarse sus Torres Gemelas tras los ataques del 11-S, sepultando bajo los escombros a millares de inocentes, jamás consentirían tamaña afrenta. Las víctimas de esa masacre, sus deudos y sus amigos son tratados a día de hoy con respeto, con veneración incluso. Reciben honores de sus compatriotas, no... Читать дальше...