Nadal, un cuadro para soñar en Nueva York
Rafael Nadal no es una persona dada a la ensoñación. El «cholismo» del «partido a partido» se le queda corto. Incluso el mantra tenístico de ir «punto a punto». Él mantiene la concentración al máximo en cada momento, con ese seguimiento maniático de sus rutinas: los pasos en la pista, el sudor de las mejillas, la colocación de sus botellas, el uso de la toalla… Cualquier situación ajena al próximo momento es para él irrelevante. «Mi objetivo es el día a día, como ha sido durante toda mi carrera», insistió el martes por la noche. Читать дальше...