«Somos una muestra de la Barcelona real, no de la Barcelona de postal», dijo el director del Cruïlla, Jordi Herreruela, horas antes de echar el cierre con un nuevo récord de público (77.000 personas, unas mil más que el año pasado) y consagrarse como festival de la gente normal; como cita de público abrumadoramente local que ha encontrado en la proximidad y la 'barrecha' la fórmula del éxito. En la mezcla imposible, impensable en casi cualquier otro lugar, del reguetón a pleno sol de The Tyets y el funeral filogrunge de The Smashing Pumpkins. Читать дальше...