Lujo imperecedero
El que estuvo allí recuerda aquel día porque querría que no hubiese terminado nunca. La iglesia sevillana del Santo Ángel no era ni cofrade del tesoro ni joyero, aunque siempre haya sido hermosa, sino arca desbordada por la presencia titánica y abrumadora del Cristo de la Agonía , que desde su retablo en Vergara había vuelto a la ciudad en que lo concibió Juan de Mesa para restaurarse en el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico. Con el fondo magnético y abrumador de su pecho anhelante y su mirada inefable al cielo... Читать дальше...