La diferencia entre perder y no ganar
Para efectos electorales, nunca será lo mismo perder que no ganar, aunque los dirigentes políticos suelan manipular los significados de ambas definiciones.
La diferencia es fácil de encontrar. Tomemos como ejemplo la pasada elección, donde el PRI pierde la Presidencia de la República, ya que ésta era parte de su haber y dejó de serlo a manos de Morena, que a su vez gana la elección; mientras que el PAN no pierde nada, porque nada tenía en ese momento, pero tampoco gana lo que se disputaba.
En pocas palabras: se pierde lo que se tiene, se gana lo que no se tiene y sólo por una vez, la siguiente se retiene y la subsiguiente se mantiene.
¿Y yo qué gano con semejante perogrullada? Dirá el curioso lector, si es que no lo hemos perdido ya.
La idea es decodificar lo que pasará el próximo fin de semana en que habrá elecciones en seis estados del país.
Descontando la elección extraordinaria de Monterrey, celebrada en diciembre pasado, ésta será la primera parada electoral de López Obrador, como presidente de México; de Marko Cortés como líder del PAN y de quienes quedan al frente de lo que queda, si es que algo queda, del PRI y del PRD.
Las encuestas predicen que Morena ganará la mayoría de las candidaturas a disputarse y que no estaban en su haber, será el PAN el que pierda dos gubernaturas muy importantes, Baja California, por ser la primera que ganó en su historia y Puebla, que representa el estado más poblado de los que actualmente gobierna.
Cuando los líderes panistas no ganaban cierta elección solían decir: “No ganamos pero, si se fijan bien, crecimos tanto por ciento, bla bla bla...”, como si de eso se tratara.
Pues bien, en este caso, Marko Cortés y sus afines no podrán venir a decirnos simplemente que no ganaron, porque claramente habrán perdido dos gubernaturas, varias y muy importantes alcaldías y muchas diputaciones locales.
En el caso de Aguascalientes Capital, la actual alcaldesa panista, Tere Jiménez, será la excepción y pondrá el ejemplo de que sí se puede retener el poder cuando las cosas se hacen bien; sin embargo, en esa ciudad, Morena no precisamente habrá perdido, más bien, no habrá ganado. Así de sencillo.
Luego entonces, López Obrador nunca perdió sus anteriores elecciones, simplemente, no había ganado sino hasta hace un año.
Ahora estará ganando gubernaturas, ciudades y legislaturas que antes no tenía y con ello buscará fortalecer, retener y mantener a su partido en el poder.
En esta primera tanda, el gran perdedor será el PAN, en todos los casos, con excepción de la ya referida ciudad y de alguna otra que se alcance a conservar, de las cuales van a querer colgarse Cortés y sus cortesanos para disimular su escandalosa derrota y el fracaso de una precaria dirigencia, electoralmente, hablando.