Nos petatearon
Diestro en las grandes jugadas del dinero; conocedor de su inmensa ventaja frente al minúsculo y débil adversario, a quien mostró el músculo de su goliarda figura y apantalló hasta hacerlo decidir con mucha antelación, conceder lo que fuera, lo que le pidieran, sin ases bajo la manga y con una “pachuca” entre sus cartas, Trump hizo “petate” y ganó la partida.
La supuesta negociación se convirtió en un sí continuo de la delegación mexicana que viajó a Gringolandia a evitar la imposición de aranceles, tan nociva para nuestro país, como para los propios Estados Unidos. Se redujo a aceptar sin chistar, convertir al suelo de los aguerridos aztecas en el muro que la mafia del poder, el gobierno neoliberal de un inepto se negó sistemáticamente a aceptar.
Trump siempre dijo que el muro lo pagarían los mexicanos y se le hizo sin tener en las manos una jugada excepcional. Sólo petateó e hizo creer que la tenía. Nuestra delegación se tragó el faroleo y cayó en el garlito. No hubo ninguna resistencia. No hubo intentos de buscar un arreglo menos desventajoso para México. Simplemente se aceptaron las condiciones sin más ni más.
Todavía, el Presidente de México y sus allegados se trasladaron a Tijuana, en donde realizarían su acto de unidad con los representantes de una sociedad dividida por el mismo mandatario (ahora sí unidad), ya para celebrar el “triunfo” en las negociaciones, logrado por el canciller mexicano.
No se necesitaba nada para lograrlo. Cualquier policía de crucero lo hubiera hecho con el mismo resultado, con la estrategia de aceptar todas las condiciones. Ni siquiera se hubiera necesitado pagar los boletos de avión ni la estancia en la Unión Americana. Un telefonema con la comunicación de “sí a todo”, hubiera bastado.
Ahora, México se encargará de recibir toda la escoria que nos quieran mandar, de alimentarlos y de procurarles un quehacer digno. A ver si lo aceptan, porque se sabe que entre los migrantes hay muchos indeseables que inclusive se han quedado aquí para formar parte de las hordas de criminales que cada día se apoderan de las calles y de todos los lugares para permanecer al acecho.
Fueron los empresarios gringos quienes presionaron e impidieron que Trump llevara a efecto su amenaza. Fueron ellos los que provocaron el aborto, porque semejante acción también provocaría fuertes dolores de cabeza a la clase empresarial y a la economía gringa. Trump sólo aprovechó el miedo.
ariosruiz@yahoo.com.mx