Una adolescente envía un mensaje final delatando a su asesino: «Él está en mi habitación»
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Su madre, Chantal Oakley, denunció su desaparición al día siguiente, cuando le avisaron desde el colegio de que Riley no había ido a clase. Fue la propia madre quien le contó a la policía que sobre las 10.30 horas de la noche vio luz bajo la puerta de su hija y que su novio, Andy McCauley, de 41 años y desde el principio principal sospechoso de la investigación, estaba durmiendo en la casa familiar.
Al ver al día siguiente que no estaba en su cuarto, pensó que se habría ido a la escuela más temprano. «Estaba enfadada y asustada porque no sabía nada de ella. Entonces recibí la llamada de la escuela diciendo que no había ido. Riley no huiría. Nos ama, no querría que estuviéramos enfadados», afirmó su madre durante el juicio preliminar celebrado este 12 de junio.
Poco después de la aparición de su cuerpo, los perros de la policía encontraron rastros de olor a cadáver y barro seco en el interior del camión propiedad de McCauley, lo que llevó a la detención del hombre, quien antes había aportado erráticas coartadas acerca de su paradero en la noche que Riley desapareció. De hecho, se han encontrado llamadas perdidas del sospechoso en el móvil de la víctima entre las 3 y las 4 de la madrugada, hechos tras los cuales el móvil fue bloqueado. Por otro lado, McCauley primero contó a los agentes que siempre estuvo en casa, para admitir más tarde que sí que salió para comprar cocaína para él y un compañero de trabajo. Aún así, las versiones no cuadran.
De momento, se desconoce la motivación del crimen, aunque un jurado popular será el encargado de determinar la culpabilidad de McCauley.