Falacia
Absolutamente todo organismo que utilice recursos públicos debe ser auditado partiendo de la premisa que el dinero que utilizan pertenece a todos los contribuyentes, es dinero público y no tiene por qué haber reservas para su revisión.
El problema de los entes en especial paragubernamentales es que no sienten esa obligación inherente de la revisión y empiezan a usar el dinero público como propio sin rendir cuentas a nadie y terminan por actuar peor que los más corruptos de la administración central.
Este camino se sigue por dos razones principales, primero porque la legislación vigente tiene muchas lagunas, no se tienen reglamentos específicos que señalen las responsabilidades por ejemplo de los integrantes de un consejo ciudadano por lo que las decisiones que se toman muchas veces son a la ligera o con la presión de funcionarios en turno a quienes sienten que les deben su asiento en tal o cual consejo.
Por otro lado los organismos fiscalizadores como auditorías o contralorías no cuentan con el personal suficiente para seguirle el rastro al gasto público, la mayoría de estos órganos tienen presupuestos menores a las subsecretarías, así como los salarios de quienes trabajan ahí están entre los tabulados en segundo nivel, con lo que no se está recompensando cual debe ser el trabajo de revisión y cuidado el dinero público que deben hacer.
Todo ello da como resultado una carente revisión que apenas en el mejor de los casos en promedio abarca al 30 por ciento del presupuesto total de un año de cualquiera de los tres niveles de gobierno.
A todo este lastre súmele además el escaso, por no decir nulo, castigo que se le da a los actos de corrupción, justo cuando se llevan a cabo procesos en contra de estas lamentables prácticas, es cuando la justicia se vuelve selectiva pierde la banda que le cubre los ojos y la balanza en su mano se carga hacia quien está con el grupo en el poder.
Así las cosas será difícil erradicar las malas prácticas que nos llevan a perder miles de millones de pesos en actos de corrupción. Por cierto ¿Qué hay de los 500 mil millones que se obtendrían erradicándola? Hoy el avance es imperceptible.
miguel.puertolas@milenio.com