Los conflictos extremos de pareja tienen como víctimas a los niños
Hace pocos meses, el Tribunal Superior de Justicia de Castilla–La Mancha publicó la primera Guía de Buenas Prácticas Judiciales para que las consecuencias que sufren los niños víctimas de una sustracción parental internacional fuesen mínimas y tuviesen un rápido desenlace aplicando los instrumentos que nos ofrece el marco jurídico español e internacional.
El resultado de la aplicación de esta buena práctica lo tenemos en la niña Amaya Pascual, recientemente recuperada de Polonia. Sin embargo, no todo es un camino de rosas con final feliz. La falta de cumplimiento de la debida reciprocidad entre países socios y miembros de la Unión Europea hace que en muchos casos los procesos se alarguen artificialmente.
Países como Polonia, Hungría y Eslovaquia están promulgando leyes a medida que se conocen casos de menores españoles que han sido sustraídos por sus madres a estos países. Estas leyes tienden a blindar a las madres infractoras ante la debida aplicación de las leyes y convenios internacionales evitando de esta forma la devolución de los menores.
Dichas tácticas dilatorias podría tener un final si por parte de las autoridades españolas se solicitase a estos países la tan proclamada reciprocidad: si nosotros cumplimos, ¿por qué ustedes no lo hacen?
Desde nuestra Asociación Niños Sin Derechos, hemos solicitado encarecidamente a la Dirección General de Cooperación Jurídica del Ministerio de Justicia (Autoridad Central española para los casos de sustracción internacional de menores) que actuase de forma contundente contra estos países que, de forma continuada, incumplen las leyes y acuerdos internacionales. Instrumentos hay para ello. Falta la voluntad. Si no logramos concienciar de este creciente problema (el 15% de las uniones en España es entre nacionales y extranjeros), si no logramos avivar conciencias sobre el horror presente y futuro que sufren miles de niños españoles sustraídos internacionalmente, no pondremos fin a este drama.
Mientras tanto, y para nuestra Administración –incapaz de actuar a pesar de ser los únicos que pueden llegar hasta nuestros niños–, ¿nos harían ustedes un inmenso favor?, ¿les podrían dar un beso a nuestros hijos de nuestra parte?
Portavoz del Colectivo Contra la Sustracción Parental y de la Asociación Niños Sin Derechos