* Gio... y Gignac
Es probable que la derrota del Cruz Azul en Querétaro (por indiscutible en la cancha y contundente en el marcador, sobre todo) y la victoria del Monterrey sobre el León (principalmente porque los “Panzas Verdes”, actuales subcampeones, llegaron a tener ventaja de 2-0 en la registradora, y por el antecedente de la máquina de ganar partidos que fueron en el precedente Torneo de Clausura) fueran las campanadas más sonoras de la tercera fecha del certamen en curso…
Más sonoras, por supuesto, que las derrotas del Atlas ante Santos Laguna o la de “Pumas” ante “Tigres”, porque aunque rojinegros y universitarios tenían, teóricamente, la ventaja de ser locales, era pública y notoria la jerarquía de los adversarios, y previsible que estos últimos rescataran resultados positivos..., como sucedió.
Más sonoras, también, que la victoria del Morelia en Pachuca, aunque los “Tuzos” jugaban como visitantes y los “Monarcas” parecían andar de capa caída. Y más sonoras, por supuesto, que el escandaloso 7-0 del Necaxa sobre el Veracruz, porque aunque aprovecharon la “oferta de locura por tiempo limitado” del sistema de competencia, de pagar una multa económica para eludir el descenso, todo indica que los “Escualos” no hicieron en su plantel las modificaciones conducentes a darle mejores perspectivas para la aún incipiente temporada.
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En lo que el tiempo pone a cada equipo en el lugar que por justicia le corresponde -o se hace efectivo, como decía el ranchero, que “al paso del carro se acomodan las calabazas”-, vale subrayar dos destellos de carácter individual…
Por una parte, el rol de principal protagonista en la victoria del América sobre Tijuana, cumplido por Giovani dos Santos, con el pase de gol a Renato Ibarra y el toque magistral sobre la salida de Lajud, que rompieron el 1-1 que señalaba el marcador cuando el 10 americanista entró a la cancha en sustitución del lesionado Nico Castillo, y convirtió en victoria retumbante lo que llevaba traza de ser apurado y aun deslucido empate.
Por la otra, el gol número 105 en el paso de André-Pierre Gignac por el plantel de los “Tigres”, que significó la victoria -agónica… y aun circunstancial por la expulsión de Jeison Angulo- sobre los “Pumas”, y fue, en la práctica, la cereza en el helado que deja en su justa dimensión al sainete (por el que ya pronunció el correspondiente “mea culpa”) de Tomás Boy hace una semana.