La «contracumbre» del G-7 ya se moviliza en la frontera de Irún

Los promotores de la «contracumbre» que se desarrollará de forma paralela a la reunión que los países del G-7 celebrarán del 24 al 26 de agosto en la localidad francesa de Biarritz reivindicarán que «otro mundo es posible, por tierra, mar y aire». Así lo aseguraron ayer las plataformas «G7EZ» y «AlternativaG7». Una de sus portavoces, Itziar Fernández, aseguró en rueda de prensa que esta semana «seremos testigos de dos mundos contrapuestos», en referencia a la reunión que mantendrán los jefes de Estado de los siete países más ricos del mundo en una ciudad «absolutamente bunkerizada y aislada de la población local con un dispositivo policial y militar totalmente desproporcionado». Los manifestantes hablaron del campamento con el contarán en la localidad de Urrugne: infraestructuras para acoger a más de 2.000 personas con baños secos, duchas, comidas, presencia de protección civil, Cruz Roja, y servicio médico, así como un espacio dedicado al colectivo de los «Chalecos amarillos», un cine al aire libre y conciertos. La «contracumbre», en la que se llevarán a cabo más de cien conferencias, debates y talleres en cuatro idiomas (euskera, español, francés e inglés», comenzará mañana miércoles, a las 9.30 horas, en Ficoba y se clausurará el próximo viernes a partir de las 18.00 horas con una «reunión de ciudadanos». Gran despliegue policial Tal y como informó ayer ABC, la Ertzaintza movilizará a 4.000 agentes entre el 24 y 26 de agosto para la cumbre del G-7 en la localidad francesa de Biarritz, prácticamente la mitad de su plantilla. La cita supone un reto de seguridad de enormes proporciones tanto para Francia como para España. Al dispositivo necesario para coordinar la presencia de los principales líderes mundiales en la localidad francesa se sumará el refuerzo policial ante las protestas convocadas por cerca de 8.000 antisistemas, en lo que han bautizado como la «contracumbre», que se desarrollará en Irún, Hendaya y los alrededores de Biarritz. A ella asistirán miembros de grupos radicales de toda Europa y grupos autóctonos españoles representados mayoritariamente por independentistas vascos y catalanes. La consejera de Seguridad del Gobierno vasco, Estefanía Beltrán de Heredia, afirmó la pasada semana que «la policía autonómica establecerá medidas de protección y de seguridad suficientes» para que la manifestación contra la cumbre del G-7 se desarrolle sin ningún tipo de incidentes. «Como en cualquier manifestación, la Ertzaintza tiene que establecer las medidas de protección y de seguridad suficientes para que la manifestación se desarrolle con normalidad, y también para que las personas que no participan en la misma puedan desarrollar su vida habitual con la mayor normalidad posible», aseveró la consejera. Colaboración La cercanía de la frontera al lugar donde se celebrará la cumbre de los mandatarios más importantes del planeta, a la que también acudirá el presidente en funciones, Pedro Sánchez, propició que el Ministerio del Interior francés solicitase la colaboración del Gobierno de España para sacar adelante una operación de seguridad considerada de gran envergadura. Enmanuel Macron, tras la crisis de los «chalecos amarillos», no quiere reavivar el movimiento de protesta que aún sigue vigente. España intentará impedir el paso fronterizo a Francia de los radicales que se desplacen al país con motivo de la «contracumbre». Sin embargo, también deberá compaginar la gestión del tráfico rodado. La comarca ya se encuentra blindada por las policías de ambos países y la seguridad llega al punto de que los veraneantes que cogen a diario el pequeño barco de Fuenterrabía para cruzar la playa de Hendaya ya deben llevar encima la documentación. Los momentos más tensos comenzarán el viernes. La intención de la plataforma «G7-Ez» es acercarse ese día al perímetro de seguridad de la cumbre en Biarritz con concentraciones en siete puntos, algo que tanto la policía francesa como la española tratarán de evitar.