Neymar Sénior, el negociador que llevó a su hijo al precipicio

Neymar da Silva Santos, «O pai do craque» y el hombre que rige el destino de uno de los futbolistas más prometedores de los últimos años. No se entendería la carrera de Neymar Júnior sin la figura de su progenitor, que pasó de ser un futbolista de segunda fila a convertirse en el intermediario que logró el traspaso récord en la historia del fútbol tras los 222 millones que abonó el PSG al Barcelona en 2017. El meteórico ascenso del brasileño ha sido proporcional al incremento económico del patrimonio familiar, aunque la insuficiencia en la gestión personal de la rutilante estrella le ha dejado al borde del precipicio. Llamado a ser el Balón de Oro que le discutiera la hegemonía a Messi y Cristiano Ronaldo, Neymar pasa desapercibido en la Ligue 1, acuciado por problemas personales, judiciales y físicos, donde se le recrimina la carencia de un entorno adecuado. Y el dedo acusador señala a Neymar Sénior, que le ha hecho rico, pero que ha puesto en zozobra su prometedora carrera. Los que le conocen bien aseguran que es un hombre entregado a su familia y férreo defensor de los intereses del jugador, incluso bordeando peligrosamente los límites de la ley. No obstante, los clubes en los que ha militado Neymar (Santos, Barcelona y PSG), le ven como un personaje incómodo que no genera ningún tipo de confianza por las formas que tiene de velar por el patrimonio de su vástago y por los continuos coqueteos con los clubes más potentes de Europa. Modesto futbolista, en 1992 un grave accidente de coche acabó con las mínimas esperanzas de hacer historia en el mundo del balompié. Junto a él viajaban su esposa Nadine y el pequeño Neymar, que solo tenía cuatro meses de edad. El caprichoso destino quiso que el accidente que acabó con su carrera salvara la vida del hombre sobre el que se iba a erigir el futuro de la familia. «O Pai» trató de sustentar a los suyos con trabajos mal pagados en las afueras de Sao Paulo. Mecánico, albañil, vendedor... hasta que en 2005 descubrió que el fútbol sí podía mantenerle y afloró su personalidad ambiciosa. Sucedió cuando el Real Madrid estaba negociando el fichaje de Robinho y Wagner Ribeiro advirtió al club blanco sobre la calidad del emergente paulista, que entonces tenía 13 años. Tras superar una prueba en Madrid, hubo una oferta de una casa y trabajo para los padres, pero Neymar Sénior aprovechó la coyuntura para negociar con el Santos un importante aumento de sueldo (pasó de ganar 120 dólares a más de 6.000 dólares mensuales). Desde el club brasileño recuerdan que «el padre del niño ya era en ese momento una fiera en las negociaciones. Era como un tractor». Sus emolumentos fueron subiendo progresivamente hasta 2009, fecha en la que debutó oficialmente con el primer equipo, lo que provocó el llanto emocionado de Neymar Sénior en el palco. Crecía la popularidad y expectativas sobre Neymar paralelamente al ansia económica de su padre, que llegó a un acuerdo con la sociedad DIS para cederle el 40 por ciento de los derechos del jugador. Con el traspaso al Barcelona este fondo de inversión se sintió estafado y demando a todas las partes por simulación contractual y estafa. Recientemente, DIS tuvo que bajar la persiana por el «desgaste de la operación», según un comunicado oficial, que le ha llevado a la ruina. Agente desde 2017 Aunque hasta julio de 2017 no fue registrado de manera oficial por la CBF como intermediario, Neymar Sénior participó en todas las negociaciones en las que el nombre de su hijo estaba encima de la mesa. Y se especializó en obtener rendimiento de todas y cada una de ellas. El más sonado fue el pellizco que se llevó del Barcelona, que le pagó una prima de 40 millones de euros en 2013 por adelantar una temporada la llegada del jugador al Camp Nou. La cobró a través de su empresa N&N que le gestiona los derechos de imagen. Además, logró firmar una serie de acuerdos remunerados por 11 millones de euros que posteriormente han sido objeto de análisis judicial, además de una prima de fichaje de 10 millones para el jugador. Con Neymar ya de azulgrana, «O Pai» se dedicó a satisfacer los caprichos y deseos de su hijo. Duro negociador contractual, fue incapaz de poner freno al frenesí de los Toiss o a la vida personal del jugador, permitiendo que se ausentase para acudir al cumpleaños de su hermana en Brasil o parara los partidos para atarse las botas en lo que se sospechó que era una maniobra comercial. Sus devaneos con serios pretendientes no le impidieron negociar su ampliación de contrato hasta 2021 con Bartomeu, por lo que exigió una prima de renovación de 64 millones de euros. Cobró 21 pero la fuga al PSG colmó la paciencia del Barcelona que congeló los 43 restantes. Están en juicio. Incapaz de convencer a Neymar de que se equivocaba marchándose a París, acabó ejecutando el deseo de su hijo para seguir engrosando las arcas familiares a costa de generarse enemigos y acumular demandas, entre ellas dos, con la Hacienda brasileña y el fisco español. «Por mi padre daría mi vida y la de mi hijo», asegura Neymar en un claro resumen del ascendente que tiene su progenitor sobre su carrera profesional y su persona.