Una entidad sin ánimo de lucro gestionada por la congregación religiosa italiana Pequeña Obra de la Divina Providencia y con más de medio siglo de actividad. Es el Hogar Don Orione, la localidad madrileña de Pozuelo de Alarcón, en la que Iñaki Urdangarin hará labores de voluntariado.
El marido de la infanta Cristina se unirá dos veces por semana a los otros voluntarios para prestar sus servicios en una medida que también busca «reducir o eliminar la desocialización y deshumanización» del exduque de Palma. Desde el 18 de junio de 2018 cumple una condena de cinco años y diez meses de privación de libertad por varios delitos de corrupción por el caso Noos en la prisión abulense de Brieva. Un penal de mujeres en el que Urdangarin es el único hombre y, por lo tanto, no tiene contacto con más internos.
Inaugurado en 1967, el Hogar Don Orione es un centro residencial y de día para personas adultas con discapacidad intelectual y alto nivel de dependencia. En él residen actualmente un total de 114 internos, que son atendidos por 102 personas contratadas, además de contar con entre 30 y 40 voluntarios.
Y dos veces por semana, Iñaki Urdangarin podrá salir de la prisión abulense de Brieva en la que se encuentra recluido desde hace más de un año y recorrer los algo más de cien kilómetros que separan el centro penitenciario de Pozuelo de Alarcón para ejercer su voluntariado. Todo después de que el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria 1 de Castilla y León haya estimado el recurso formulado por Urdangarin en relación a la posibilidad de realizar salidas para llevar a cabo un programa de atención especializada fuera de la cárcel.
Según señala el juez Florencio de Marcos Madruga en el auto, la realización de una actividad en el exterior es más que positiva para «reducir o eliminar la desocialización y deshumanización» del preso, y además, «conecta con algo esencial en cualquier programa de tratamiento, fomentar la autoestima». Se pretende con esta medida, dice también el juez, «evitar el aislamiento y su efecto nocivo», en el reo, que en este momento se encuentra en régimen de segundo grado.
Concreta el auto –que la Fiscalía de Valladolid se plantea poder recurrir– que Iñaki Urdangarin realizará el voluntariado «en el ámbito de la discapacidad», lo que «implica por sí un elemento de asunción de valores prosociales».
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Una entidad sin ánimo de lucro gestionada por la congregación religiosa italiana Pequeña Obra de la Divina Providencia y con más de medio siglo de actividad. Es el Hogar Don Orione, la localidad madrileña de Pozuelo de Alarcón, en la que Iñaki Urdangarin hará labores de voluntariado.
El marido de la infanta Cristina se unirá dos veces por semana a los otros voluntarios para prestar sus servicios en una medida que también busca «reducir o eliminar la desocialización y deshumanización» del exduque de Palma. Desde el 18 de junio de 2018 cumple una condena de cinco años y diez meses de privación de libertad por varios delitos de corrupción por el caso Noos en la prisión abulense de Brieva. Un penal de mujeres en el que Urdangarin es el único hombre y, por lo tanto, no tiene contacto con más internos.
Inaugurado en 1967, el Hogar Don Orione es un centro residencial y de día para personas adultas con discapacidad intelectual y alto nivel de dependencia. En él residen actualmente un total de 114 internos, que son atendidos por 102 personas contratadas, además de contar con entre 30 y 40 voluntarios.
Y dos veces por semana, Iñaki Urdangarin podrá salir de la prisión abulense de Brieva en la que se encuentra recluido desde hace más de un año y recorrer los algo más de cien kilómetros que separan el centro penitenciario de Pozuelo de Alarcón para ejercer su voluntariado. Todo después de que el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria 1 de Castilla y León haya estimado el recurso formulado por Urdangarin en relación a la posibilidad de realizar salidas para llevar a cabo un programa de atención especializada fuera de la cárcel.
Según señala el juez Florencio de Marcos Madruga en el auto, la realización de una actividad en el exterior es más que positiva para «reducir o eliminar la desocialización y deshumanización» del preso, y además, «conecta con algo esencial en cualquier programa de tratamiento, fomentar la autoestima». Se pretende con esta medida, dice también el juez, «evitar el aislamiento y su efecto nocivo», en el reo, que en este momento se encuentra en régimen de segundo grado.
Concreta el auto –que la Fiscalía de Valladolid se plantea poder recurrir– que Iñaki Urdangarin realizará el voluntariado «en el ámbito de la discapacidad», lo que «implica por sí un elemento de asunción de valores prosociales».