Maletas vacías contra la Guardia Civil
El independentismo radical en Cataluña ha elegido a las Fuerzas de Seguridad, y sobre todo a la Guardia Civil, como objetivo de sus protestas y medidas de presión en una nueva oleada de movilizaciones.
Ya hubo manifestaciones ante comandancias y cuarteles por las detenciones de miembros de los CDR, y también en el aniversario del 1-O. El jueves 3 de octubre habrá otra marcha contra la presencia de la Benemérita, en este caso en el municipio barcelonés de Calella.
La manifestación convocada para este jueves tiene una novedad. Si en otras ocasiones ha habido caceroladas, se han lanzado huevos, pintura... en esta ocasión algunos colectivos independentistas están haciendo circular una consigna nueva: “Lleva una maleta vacía”.
Tal y como ha podido comprobar El Chivato, esta forma de protesta no es nueva en España. Desde hace años la izquierda abertzale organiza en el País Vasco y Navarra la campaña “Alde Hemendik” (“Fuera de aquí”), que contempla manifestaciones y protestas ante cuarteles de municipios como Leiza, Oñate, Guecho...
En estas manifestaciones, que suelen concluir ante las puertas del cuartel de la Guardia Civil, los radicales de la izquierda abertzale suelen representar el gesto de dejar unas maletas a los agentes y a sus familias. Ya en 2011 lo hicieron así en Oñate (Guipúzcoa), y lo han seguido haciendo en años posteriores.
El mensaje es directo: que los agentes de las Fuerzas de Seguridad hagan las maletas y se vayan de ese pueblo, y en general del País Vasco y Navarra.
El gesto pasa ahora a Cataluña, donde los independentistas más radicales están copiando ciertos detalles del secesionismo vasco vinculado al entorno político de ETA.
Además de las “maletas vacías” para la manifestación en Calella, en las protestas ante cuarteles por las detenciones de miembros de los CDR se repitieron los cánticos amenazadores de “¡Pim, pam, pum, que no en quedi ni un!”.
En el País Vasco de los años duros de la kale borroka, los cachorros de ETA cantaban, por ejemplo, “¡Ertzaintza entzun pim, pam, pum!”, para amenazar con el sonido de los disparos a los policías autonómicos vascos con los que se enfrentaban en episodios de violencia callejera.