Sucedía no hace mucho. Era el 5 de agosto. Pedro Sánchez, en un intento de reiniciar el camino para conseguir -al menos aparentemente- apoyos de cara a su investidura, se reunía en Valencia con Compromís. Un encuentro en el que participaban Mónica Oltra y Joan Baldoví por parte de la coalición, además del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, y del ministro de Fomento en funciones, José Luis Ábalos.
La cita pretendía tener un significado especial por tratarse de un territorio clave para la izquierda y se zanjó con varios gestos traducidos en compromisos sobre la financiación autonómica. Los principales eran los plazos: Ábalos aseguró que reformarían el sistema de financiación autonómica durante el primer año de legislatura si volvieran a gobernar, y en un máximo de ocho meses presentarían una propuesta a las comunidades.
El jefe del Consell reivindicó los logros y la sensibilidad del Ejecutivo socialista frente a los del PP y Compromís salió relativamente satisfecho en público aunque con cierto escepticismo en privado.
Este miércoles, Sánchez ha rebajado totalmente estas promesas durante el mitin de precampaña celebrado en Valencia. En el escenario del centro cultural La Petxina ante unas 800 personas, según la organización, se ha limitado a señalar que reformará el sistema de financiación «en los próximos cuatro años». De hecho, fuentes del Ejecutivo central reconocen que el cálculo es que no pueda abordarse hasta el final de una hipotética legislatura.
Durante su discurso, ha indicado que esta cuestión es «un clamor que tenemos que resolver» y ha abogado por «empatizar y resolver este sudoku consensuando los múltiples intereses de las comunidades». Y para eso, ha insistido, «hemos de empezar por el principio, hemos de hablar de sanidad, educación, dependencia, servicios sociales..., y de justicia fiscal, de que quien tiene más, pague más».
El presidente del Gobierno en funciones también ha avanzado, tal como publicó ABC, que actualizará las entregas a cuenta de las autonomías antes del 10 de noviembre, adelantando los 4.700 millones de euros en los que se cifran en plena campaña. Una solución que llegará semanas después de que la Abogacía del Estado dijera que era inviable según la ministra de Hacienda.
El acto celebrado este miércoles ha contado con algún contratiempo, como los gritos de asistentes que se han quedado fuera del complejo o una pequeña manifestación en defensa de la huerta valenciana tras el derribo del Forn de la Barraca por la ampliación de la V-21. De hecho, una mujer ha tenido interrumpido el acto en el interior al grito de «Volem l'horta viva» y ha tenido que ser desalojada.
Todas las alocuciones -de Sandra Gómez, José Luis Ábalos, Ximo Puig y Pedro Sánchez- han tenido presente la palabra «España», lema también de campaña, y han incidido en el mensaje de que «habrá Gobierno socialista o seguiremos en el bloqueo».
Sucedía no hace mucho. Era el 5 de agosto. Pedro Sánchez, en un intento de reiniciar el camino para conseguir -al menos aparentemente- apoyos de cara a su investidura, se reunía en Valencia con Compromís. Un encuentro en el que participaban Mónica Oltra y Joan Baldoví por parte de la coalición, además del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, y del ministro de Fomento en funciones, José Luis Ábalos.
La cita pretendía tener un significado especial por tratarse de un territorio clave para la izquierda y se zanjó con varios gestos traducidos en compromisos sobre la financiación autonómica. Los principales eran los plazos: Ábalos aseguró que reformarían el sistema de financiación autonómica durante el primer año de legislatura si volvieran a gobernar, y en un máximo de ocho meses presentarían una propuesta a las comunidades.
El jefe del Consell reivindicó los logros y la sensibilidad del Ejecutivo socialista frente a los del PP y Compromís salió relativamente satisfecho en público aunque con cierto escepticismo en privado.
Este miércoles, Sánchez ha rebajado totalmente estas promesas durante el mitin de precampaña celebrado en Valencia. En el escenario del centro cultural La Petxina ante unas 800 personas, según la organización, se ha limitado a señalar que reformará el sistema de financiación «en los próximos cuatro años». De hecho, fuentes del Ejecutivo central reconocen que el cálculo es que no pueda abordarse hasta el final de una hipotética legislatura.
Durante su discurso, ha indicado que esta cuestión es «un clamor que tenemos que resolver» y ha abogado por «empatizar y resolver este sudoku consensuando los múltiples intereses de las comunidades». Y para eso, ha insistido, «hemos de empezar por el principio, hemos de hablar de sanidad, educación, dependencia, servicios sociales..., y de justicia fiscal, de que quien tiene más, pague más».
El presidente del Gobierno en funciones también ha avanzado, tal como publicó ABC, que actualizará las entregas a cuenta de las autonomías antes del 10 de noviembre, adelantando los 4.700 millones de euros en los que se cifran en plena campaña. Una solución que llegará semanas después de que la Abogacía del Estado dijera que era inviable según la ministra de Hacienda.
El acto celebrado este miércoles ha contado con algún contratiempo, como los gritos de asistentes que se han quedado fuera del complejo o una pequeña manifestación en defensa de la huerta valenciana tras el derribo del Forn de la Barraca por la ampliación de la V-21. De hecho, una mujer ha tenido interrumpido el acto en el interior al grito de «Volem l'horta viva» y ha tenido que ser desalojada.
Todas las alocuciones -de Sandra Gómez, José Luis Ábalos, Ximo Puig y Pedro Sánchez- han tenido presente la palabra «España», lema también de campaña, y han incidido en el mensaje de que «habrá Gobierno socialista o seguiremos en el bloqueo».