Nicky Jam, subcampeón de machismo
Como es habitual cuando se habla de los artistas de reguetón, el machismo siempre aflora. Según un estudio de la Universidad de Chile, que ha estudiado las letras de algunos artistas del género, hay dos campeones de la violencia contra las mujeres en las letras de las canciones: son Maluma, en primer lugar, y Nicky Jam, que este jueves 31 de octubre actúa en Madrid, en el segundo puesto. Según la investigación llevada a cabo por Karina Alexandra Castro Arévalo y Emilia Chellew entre otras investigadoras, y titulada “Ni pobre diabla ni candy: violencia de género en el reguetón”, aunque “la violencia sexual y física disminuyen, la violencia simbólica y psicológica han ido en aumento”.
El estudio analiza la evolución de cinco tipos de violencia de género (física, sexual, económica, simbólica, y psicológica) en las letras de las canciones de reguetón más populares en América Latina entre los años 2004 y 2017. Y concluye que ambos artistas, grandes exponentes del género y de los artistas en castellano más escuchados del mundo, son exponentes de una tendencia: “(...) esta investigación ha demostrado que el reguetón, como género musical, pareciera continuar siendo una estrategia de las masculinidades tradicionales que buscan refugio ante las transformaciones de las sociedades latinoamericanas que parecen avanzar hacia discursos y prácticas progresivamente más igualitarias entre hombres y mujeres”.
El informe, que toma las cinco canciones de reguetón más escuchadas en el mundo entre los años 2004 y 2017, es decir, 70 temas, concluye que la más agresiva contra las mujeres es “Cuatro babys” de Maluma y la segunda sería “La gata” de Nicky Jam junto a Daddy Yankee. Todos los temas seleccionados fueron cantados por hombres salvo uno, “Cuéntale”, de Ivy Queen, precisamente el único que no incurría en ninguno de los tipos de violencia analizados, hasta cinco tipos diferentes. El estudio, en concreto, considera violencia psicológica contra la mujer la frase “Dónde están las gatas que no hablan y tiran p'alante”, al considerar que cabe dentro de la categoría de agresión que realiza “juicios despectivos contra la mujer haciendo referencia a animales” y en la que se la señala como una propiedad de sobre la que el hombre tiene el control.
Además, estas investigadoras recogen que, en paralelo al auge del género del reguetón se ha producido un auge de movimientos feministas que generó repudio sobre canciones que cosifican a las mujeres y las tratan de objetos intercambiables. Según este estudio, que tiene en cuenta los orígenes populares y hasta marginales del género del que hablamos, con el desarrollo del reguetón se habría pasado de una música romántica que idealiza a la mujer a un estio que la “cosifica” y la “hipersexuializa” con el objetivo de impedir el cambio de roles, es decir, con el propósito de impedir la emancipación de la mujer o su liberación. En suma, ya digamos la palabra mágica: como un arma del patriarcado.
Y es que, según este estudio, la violencia sexual sería la coerción para realizar prácticas sexuales no deseadas que incluyen “comentarios o insinuaciones sexuales no deseados”, según recoge la OMS. También sería un tipo de violencia simbólica los patrones que reproducen la dominación de los hombres sobre las mujeres y por tanto se las representa como un objeto que debe ser conquistado por la figura masculina.
Más información en: Arévalo, K., Chellew, E., Figueroa-Cofré, I., Arancibia-Villablanca, A., & Schmied, S. (2018). “Ni pobre diabla, ni candy: Violencia de género del reggaetón”. “Revista de Sociología, 33”.