Peleas y robos, así se inician las chicas en las bandas latinas
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Hace dos semanas en un parque cerca del metro Las Musas, en el barrio de San Blas, agentes de la Policía Municipal acudieron a la llamada de un vecino. Un joven de 21 años había sido apuñalado en un costado. No tardaron en localizar al posible responsable. Para su sorpresa, identificaron a una chica de 16 años. El apuñalado pertenece a la banda latina Dominican Don’t Play (DDP), mientras que ella, como ha podido saber LA RAZÓN, forma parte de los Trinitarios. Dos grupos enfrentados y que están cambiando de distrito por la presión policial.
Es más, fuentes policiales confirman a este diario que a principios de octubre identificaron a dos jóvenes que portaban palos y que formaban parte de DDP. Previamente, habrían recibido una paliza de un grupo perteneciente a los Trinitarios cuando se dirigían al parque Julio Anguita Parrado y José Couso Permuy. Allí, «se procede a una redada y se identifican» a varios de este último grupo. Durante este proceso, uno de ellos reconoció a los agentes que esa misma mañana un policía de paisano le había intervenido un machete y le había interpuesto una denuncia. «Parece ser que estas dos bandas se mueven ahora hacia este distrito, porque no solemos tener problemas de ese tipo», añaden.
En lo que se refiere a la presencia femenina, aunque las fuentes policiales insisten en que «sigue siendo algo poco habitual, sí que hemos notado que se van dando más casos». Y no solo eso: «Aunque ellas suelen ser de origen latinoamericano, también hemos identificado a mujeres de nacionalidad española que se mueven con estos grupos, pero no suelen entrar como un miembro más», insisten las mismas fuentes.
Eso sí, las que deciden unirse a estos peligrosos grupos también tienen su propio ritual, diferente al de los hombres. Aunque depende de cada banda, «la mayoría les exigen pelearse con otras chicas de grupos rivales, o robarles». Por eso, lo que sucedió en el parque de San Blas ha descolocado un poco a los investigadores. Así, barajan que detrás de la puñalada no esté un nuevo caso de rivalidad entre bandas, sino que fuera una agresión motivada por los celos.