Lealtad del Ejército mexicano
Se crean incertidumbres.
Una de las instituciones más gloriosas y comprometidas con el Estado mexicano ha sido siempre el Ejército, pues su honor y lealtad están probados a lo largo del siglo XX y XXI. Por esa razón, México es de los pocos países en América Latina en donde no ha habido tomas de poder por el Ejército.
En otras naciones como Argentina, Chile, Venezuela, Nicaragua, Perú, etcétera, el Ejército ha tomado el poder y ha producido conflictos violentos que han lastimado a su pueblo. El nuestro jamás lo ha hecho y estoy seguro que no lo hará.
Señalo todo lo anterior, porque en este régimen de la Transformación, se han olvidado de algunos principios básicos, el Ejército está comandado por un civil y se creó una fuerza mixta entre la policía y la Armada, que genera confusión.
Esto ha producido desánimo en las fuerzas armadas y sobre todo malestar, porque como decía Napoleón: un general puede ganar o perder una batalla, pero dos generales siempre la van a perder.
Lo acaecido en Sinaloa nos enseñó que, en efecto, existe confusión de mandos y que no hubo una estrategia conjunta concertada, porque el civil encargado del tema no es experto y no hubo coordinación adecuada, lo que generó un ridículo internacional para nuestro Ejército.
Pero no contento con eso, quizás por una confusión verbal matutina, AMLO cometió un error mayúsculo al insistirle al general de las fuerzas armadas que dijera el nombre y apellido del coronel jefe de la inteligencia y del grupo que ha coordinado la captura de más de 45 capos que han sido encarcelados gracias a ese grupo.
Eso lo hizo con el ánimo de ser transparente, pero se le olvidó que puso en riesgo al Estado, en contra de lo que dice la Ley de Transparencia, y sobre todo al militar encargado, pues ahora estará en el ojo de la venganza de aquellos que fueron capturados gracias a su pericia. Y también estará en riesgo su pobre familia, lo cual me parece algo fuera del sentido común que debía tener el Presidente.
Nuestro Ejército tiene honor y aunque tenga algunos defectos, es el mejor de América Latina. Ha demostrado históricamente su gran lealtad y yo pienso que no es prudente ni quitarle mando, ni dejarlo en la incertidumbre, y menos destapar sus procedimientos en aras de una transparencia absurda, porque estamos despertando su molestia y con los militares no se puede uno equivocar.
Descartes: Pienso, luego existo… Hay que arreglar este gravísimo error.
luisetodd@yahoo.com