Gambrinus
Todo el día con la palabra Gambrinus en la cabeza sin poder quitármela de la sesera. Así pasa con algunas palabras, no te dejan en paz hasta que les das su lugar, las reconoces y les das acta de nacimiento en tu mente.
Me acordé que había escrito esta nota que pongo a circular de nuevo. No escondo moraleja alguna, lo digo de verdad, solo que como los nombres van y vienen, éste de Gambrinus tomó por asalto mi cabeza.
En la esquina de las calles Madero y Motolinia estuvo el restaurante Grambrinus, en el cual Gustavo Madero fue apresado el 18 de febrero de 1913. En ese restaurante porfiriano comían Victoriano Huerta y Madero. El hermano del presidente ya le había advertido de la corriente subterránea de traiciones políticas a las que se enfrentaba el gobierno legítimo.
En algún momento de la comida, un hombre entró al restaurante y le entregó un mensaje a Huerta. Éste fingió una emergencia y le pidió a Gustavo su pistola, pues venía desarmado, Gustavo se la dio y Huerta desapareció de la escena. De inmediato un grupo de soldados huertistas entró al restaurante y tomó preso a Gustavo Madero. Lo llevaron a la Ciudadela, donde lo torturaron salvajemente, le sacaron el único ojo con el que veía, pues el otro era de vidrio y lo martirizaron. Al final, un soldado le dio un tiro de gracia. Había muerto el hermano del presidente Madero y uno de los intelectuales del maderismo.
Por la tarde de ese mismo día, un grupo de soldados entró a la oficina del Presidente. Hubo tiros y al menos un muerto. El presidente Madero salió de su oficina y al tomar el elevador se encontró con Mondragón, el presidente le refirió el encuentro y Mondragón le dijo: “señor Presidente es usted mi prisionero”. El 13 de febrero había empezado la Decena Trágica que terminaría el 22 de febrero con el asesinato de Madero y José María Pino Suárez.
Cómo llegó la palabra Gambrinus a mi memoria es fácil de descubrir leyendo los periódicos de estos días; menos sencillo es el hecho de que recordara la muerte del hermano del presidente Madero y no la del prócer asesinado. No hagamos psicoanálisis histórico. Gambrinus.
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