Vida de sepulturero: 46 años al servicio del panteón de Torreón
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Higinio García Méndez prestó sus servicios durante 46 años como sepulturero, barredor y de mantenimiento en el Panteón 1 de Torreón ubicado en la colonia Aquiles Serdán en donde vivió incluso con su familia durante diez años.
Narra que solo una vez se topó con una persona vestida de un blanco muy intenso y suspendida en el aire, aunque ruidos esos sí pero no les prestaba atención.
El entrevistado de 75 años de edad se encuentra ya jubilado y narra que, lo contrataron desde que rondaba los 15 y sólo ha tenido una experiencia de fenómenos sobrenaturales.
¿Toda su vida se la dedicó a las labores del Panteón?
Sí. Trabajé aquí toda mi vida regaba, barría, sacaba basura del interior y además servía de sepulturero. Entraba a las 8:00 salía a la 1:00 para comer y regresaba.
Pero también duré diez años viviendo en las bodegas del Panteón así es que varios de mis hijos nacieron aquí y se criaron cuatro. Este fue mi hogar durante diez años y me fui por que hubo cambio de administración.
¿Qué representaba para usted y sus hijos vivir aquí?
Aquí tenía comedor, cocina, baño y todo. Mis hijos estaban chabalitos y no tenían miedo a veces se escapaban a jugar aquí entre las tumbas y mi señora aquí andaba en la noche a veces haciendo cosas del quehacer. Estaban ya impuestos a este lugar y jugaban entre las tumbas
¿Y no escuchaban cosas?
Sí se escuchaban ruidos algo así como que tronaba algo, otros sonidos como golpes en las puertas. Yo soy católico y me encomendaba a todos los santos.
¿Llegó un momento en que tuvo miedo?
Mire, le tengo más miedo a los vivos. Antes en estas fechas vendíamos refrescos y las cajas nos las dejaban por otra puerta y ahí nos quedábamos a dormir por que el miedo que teníamos era que nos fueran a robar los vivos.
¿Qué está haciendo aquí?
Dos de mis hijos trabajan aquí en lo mismo ahora los vengo a visitar y a ayudarlos.
Regularmente no es agradable acudir a un Panteón y este fue su espacio durante toda su vida, ¿verdad?
Todo el día andaba uno aquí y nos acostumbramos ya que en el día ingresa gente. Pero no se crea que no tengo miedo sobre todo en la noche, aunque ahora ya está más suave por que hay iluminación por los andadores pero antes parecía una verdadera boca del lobo. Estaba todo oscuro.
Específicamente ¿qué escuchaba?
Mucho el ladrido de perros, a las 6:00 horas vine a regar unos arbolitos y estaba oscuro y andaba solo pero no escuché nada y cuando vivíamos aquí ruidos pero no les hacíamos caso ya.
¿Y qué tan cierto es que en el Panteón se entierran algunas cosas de brujería?
Eso sí. En el momento en el que escarbábamos para sepultar a un cuerpo, encontramos muchos frascos, hasta tres por semana que eran, según sé, brujería.
Los rompíamos y traían en el interior, monos de cera de color negro, los sacábamos para liberarlos por que dicen que es bueno para el de la foto. Sí hay gente mala que vienen a enterrarlos en la tierra.
Señala que cuando acuden familiares que no encuentran las tumbas, es complicado localizarlos ya que no se tiene un listado donde se encuentren registrados todos los muertos que se encuentran aquí.
¿Cómo ve a la muerte?
Natural. A uno le tiene que llegar la hora, no le tengo miedo y viví lo que tenía que vivir aunque no me duele nada soy de buena madera.
Y en los tiempos difíciles de inseguridad, ¿cómo los vivió?
Ande estaba bien difícil por que cuando escuchábamos balaceras nos escondíamos entre las tumbas, nos cubríamos con las lápidas, nomas pillaban las balas. Una vez estábamos sepultando a un difuntito y la familia nos dejó solos porque estaba la balacera.
Esto en el cerro pero aquí no, aquí nomas oíamos los balazos. Algunos venían solos a enterrar a cuerpos, ni preguntábamos porque asumíamos que eran sus familiares por que estaba la cosa que ardía. También sufrimos muchos robos, se llevaban hasta los barandales de fierro de las tumbas para venderlos al kilo.