Crítica de «El hoyo»: La cárcel infinita

Valoración de ABCPlay La película parte de una premisa tan ambigua como abstracto es el escenario en vertical en el que se desarrolla Antonio Weinrichter Esta película plantea una premisa resueltamente irreal: una prisión que es como una trinchera infinita que crece hacia abajo, hacia el infierno, en donde cada nivel inferior ofrece menos posibilidades de supervivencia, y que se rige por una especie de lotería tan infernal también como la que imaginó Borges para Babel. No se nos explica el motivo de que exista una cárcel así, pero sí que es posible hacerse internar de manera voluntaria para ganar un tipo de «créditos» cuyo sentido tampoco se nos explica. Es decir, que se nos plantea una premisa tan ambigua como abstracto es el escenario en vertical en el que se desarrolla. Podemos leerla como una metáfora sobre la condición humana en la línea de …. (rellenen la línea de puntos con el pensador de su elección, de Hobbes a Rousseau, con un guiño a la lectura marxista del capitalismo, si procede). El problema de trabajar con semejante material de partida es que el peligro acecha por ambos extremos: o se acaba reduciendo a la pura táctica física necesaria para manejarse en un entorno tan hostil, o se agota en discusiones filosóficas que «ilustran» el problema existencial… y que podían desarrollarse igualmente en una cómoda mesa de bar. La solución física produce paradójicamente mejores obras abstractas, como «Cube» (que parece una inspiración evidente) o como el oscarizado corto «Balance», que explica esto mejor en diez minutos. Esta película oscila entre ambos polos y pese a no carecer de mérito acaba demostrando un gusto casi gore por lo escatológico que enturbia la Discusión, por usar otro título borgiano.