Maestros de la impunidad
En su reciente visita al Estado de México la secretaria de Gobernación se desentendió del delictivo proceder de los presuntos estudiantes normalistas rurales de Tenería, en Tenancingo (plantel bajo jurisdicción federal), y se siente el desamparo en la entidad ante las acciones de estos consumados expertos en robo y secuestro, en extorsión y chantaje social. Ya todos sabemos que roban autobuses y retienen a los respectivos cho feres (eso de que “toman prestados” los camiones es un insultante eufemismo) entorpeciendo, además, el modo de transporte de los habitantes.
Con las unidades desquician la capital mexiquense al bloquear calles, toman casetas de cobro en autopistas, y le han agarrado gusto a crear terror atacando instalaciones educativas del SEIEM (del orden federal), donde ocasionan destrozos en oficinas y vehículos. Por esas agresiones los empleados de esta instancia viven en un estado de pánico permanente.
Ya hasta conocen rutas de escape y estacionan sus autos en lugares lejanos. El miedo cunde más porque ahí se encuentra un Centro de Atención Infantil que alberga a cerca de cien pequeños, hijos de los trabajadores. No se les ha tocado ni con el pétalo de una orden de aprehensión.
Antes bien, no satisfechos con haber obtenido ya decenas de plazas para sus egresados (término cuestionable), pasto sintético para la “cáscara de fut”, y otras muchas concesiones ridículas, ahora su princi pal alegato es que haya borrón y cuenta nueva sobre procesos penales de que pudieran ser objeto por sus desmanes, incluyendo las graves lesiones infringidas a un alumno de nuevo ingreso.
El cinismo alcanzó su mayor nivel cuando, luego de meses de delinquir libremente, hace poco celebraron el aniversario de la madriguera en la que han convertido su escuela con dos días de bailongo en grande, con renombrados músicos populares e ingesta de bebidas alcohólicas. Indigna saber que nuestros impuestos los financiaron.
Actualmente tienen 21 autobuses secuestrados. Ayer, con uno de ellos, en la autopista Lerma-Tenango impactaron a un vehículo que llevaba pan. No tuvieron ni la decencia de pararse a auxiliar a los lesionados, productores locales que viajaban en la camioneta.
Los mexiquenses somos rehenes de un puñado de delincuentes, y no se ve autoridad que se quite el miedo y sencillamente aplique la ley para poner en orden a estos maestros de la impunidad. Y pensar que hay a quien encarcelan por hurtar comida.