José Vidaña: Herramienta crítica para análisis de riesgos en cadena de suministro
Desde su aparición en la primera parte del siglo XX, los principios y herramientas de calidad y de mejora continua han contribuido a la eficiencia, a la eficacia y rentabilidad de muchas organizaciones a nivel mundial. Herramientas como el AMEF son un claro ejemplo de esto.
El AMEF (Análisis de Modo y Efecto de Falla) es una herramienta, que es utilizada precisamente como su nombre lo dice para prevenir fallas en los procesos, fue creada en los años 40’s por el ejército de Estado Unidos, posteriormente fue adoptado por la misma NASA. En los años 70’s Ford lo adopta para la industria automotriz y en los años 90’s el Grupo de Acción de la Industria Automotriz, AIAG (Automotive Industry Action Group) por sus siglas en inglés; lo establece como un requerimiento para los proveedores de la industria automotriz. Sin embargo, no es una herramienta exclusiva de esta industria. El ejemplo más claro que existe hoy en día del uso del AMEF es que muchas organizaciones lo están utilizando para realizar su gestión de riesgos, requerimiento mandatorio de ISO 9001:2015 (Sistemas de Gestión de Calidad) y de ISO 28000: 2007 (Sistema de Gestión de Seguridad para la Cadena de Suministro), por mencionar algunas.
Acorde a los requerimientos del entorno y de las necesidades de la industria, esta herramienta evoluciona y se transforma gracias al trabajo de armonización llevado a cabo por el AIAG y la VDA, Asociación de la Industria Automovilística Alemana, (Verband der Deutschen Automobilindustrie) por sus siglas en alemán, quienes recientemente han presentado una serie de cambios de la herramienta, fundamentados principalmente en las áreas de oportunidad que representa la evaluación de una falla, problema o riesgo tomando como base la evaluación (multiplicación) de su nivel de uno a 10 de severidad, ocurrencia y detección y en donde el resultado conocido como Número Prioritario de Riesgo (NPR) podría verse distorsionado o sesgado por una evaluación generalizada, vaga e incompleta de las fallas en función de rangos bajos de ocurrencia y detección. La nueva versión se puede adoptar ya para la industria automotriz, su uso es obligatorio a partir de enero del 2020.
Los cambios más relevantes dados a conocer en el nuevo manual son los siguientes:
El AMEF se alinea a la estructura ordenada de otros sistemas de gestión y con el fin de dar claridad a la localización en un sistema lógico de los riesgos o fallas de procesos, éste se desarrolla en base a una metodología de siete pasos: definición del alcance y planificación del proyecto, análisis de estructura, análisis de función, análisis de fallas, análisis de riesgos, optimización y documentación de resultados.
El cambio quizás más relevante es que el NPR (Número Prioritario de Riesgo) desaparece y lo reemplaza el AP o Prioridad de Acción (Action Priority) por sus siglas en inglés con niveles de evaluación de alto, medio y bajo. Sin embargo, su evaluación es más compleja de lo que parece. El análisis de riesgo para la obtención del AP ahora es inducido inteligentemente a través de una tabla que permite evaluar: a) la severidad: en función del valor más serio de una falla dada; b) la ocurrencia: considerando las causas de una falla en base a los controles de prevención existentes; y c) la detección: rango asociado con el mejor nivel de detección.
Algo que definitivamente hace que los análisis con AMEF sean indispensables para la mejora de procesos y análisis de riesgos, es que considera las cuatro m (mano de obra, maquina, material y medio ambiente) para cada modo de falla en las categorías de las causas de falla, es decir; para cada modo de falla se debe incluir las causas relacionadas con la mano de obra (factor o recurso humano), maquina (sistemas, automatización o uso de tecnología), material (materia prima, partes, componentes, etc.) o medio ambiente (clima, factores climatológicos, factores externos, etc.) en las causas analizadas, haciendo de AMEF una herramienta crítica, vital y una de las más completas para robustecer nuestros análisis de riesgos.
El autor es Asesor del comité de logística en Index Nuevo León.
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