«Dime con quién andas y te diré quién eres», reza uno de los más castizos y certeros refranes españoles. Aplicado a Pedro Sánchez, desde alcanzar la Presidencia, eligió la compañía de la ultraizquierda y de los secesionistas. Lo hizo para desbancar a Rajoy y, con intermitencias estratégicas, siempre ha vuelto a ellos. Nombró a Iglesias socio preferente y, tras declararle poco menos que enemigo público, hoy le ofrece la vicepresidencia y cuatro ministerios. Eligió ERC como interlocutor catalanista y ha aceptado de hecho todas sus exigencias, camuflado en el trilerismo idiomático que vengo denunciando en estas columnas desde hace tiempo: hablar de «conflicto político», cuando es «territorial», llamar diálogo a la negociación, equiparar nacionalidad y nación, autonomía y soberanía, govern...
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