El clásico se blinda con otros 500 antidisturbios
Llegó el clásico, 53 días después de que la Liga decidiera aplazarlo. Más de mes y medio en el que, lejos de aplacar los ánimos de los grupos soberanistas, no se ha hecho mas que darle pábulo a la seguridad que debe rodear un partido sobre el que muchos aún mantienen dudas que deba disputarse. Objetivo cumplido para el separatismo, que ha logrado mantenerlo en el candelero de forma prolongada, publicitando la grave crisis política y social que se vive en Cataluña y filtrando mensajes secesionistas que han ido calando en los medios de comunicación y proyectándose al extranjero.
Con el Barcelona y la Generalitat asegurando que el partido se celebrará con total normalidad (idéntico discurso del promulgado el pasado 14 de octubre, día en el que se dio a conocer la sentencia al procés y la condena a los doce líderes políticos acusados de delitos de sedición, malversación de caudales públicos y desobediencia), Tsunami Democrátic mantiene su intención de bloquear los accesos al estadio desde cuatro horas antes del inicio del choque y se sigue en vilo por los actos reivindicativos y violentos que puedan producirse en las gradas durante la disputa del encuentro, lo que ha provocado una serie de medidas excepcionales que convierten el Barcelona-Real Madrid de esta noche en el más blindado de la historia, triplicando los efectivos de cualquier otro clásico. La última medida ha sido la llegada de 500 antidisturbios provenientes de Granada, Bilbao y Vigo para dar apoyo al operativo diseñado.
La tranquilidad proyectada desde Barcelona contrasta con la incertidumbre que desasosiega al Real Madrid y genera malestar en el Gobierno español. Desde el Ministerio del Interior ha estado latente la posibilidad de que no se celebrara el partido ante el consejo de algún alto cargo. No obstante, el propio Fernando Grande-Marlaska, ministro del Interior en funciones, ha intervenido personalmente para garantizar la celebración del clásico. «El partido se desarrollará en las condiciones de un acto deportivo», aseguró, haciendo suyas las palabras de Josep Maria Bartomeu este pasado jueves. «Puedo decir que el clásico se jugará, no se volverá a aplazar. Es una responsabilidad de todos que se juegue. Sabemos que vivimos un momento complejo en Cataluña, pero eso es compatible con el deporte. Nuestro estadio es un espacio de libre expresión, siempre lo ha sido y por eso mandamos un mensaje de normalidad y tranquilidad. El Barça lo prepara con total normalidad. Le decimos a los socios que vengan en familia, con los amigos. Y que gane la deportividad y el apoyo a los jugadores. Entre todos tenemos que hacer que sea una fiesta de deporte y de civismo. Que haya paz, tranquilidad», apuntó el dirigente catalán.
No obstante, los hecho que rodean al duelo de esta noche contradicen al presidente azulgrana, empezando por el operativo de seguridad diseñado por los Mossos d’Esquadra y la decisión de congregar a Barça, Madrid y equipo arbitral en el mismo hotel para facilitar su traslado al estadio, al que acudirán gradualmente a partir de las 18:00 horas, mucho más pronto de lo habitual, custodiados por furgones que garantizarán la seguridad de los protagonistas del choque.
De hecho, ayer se produjo la última reunión del dispositivo de seguridad con la participación de los Mossos d’Esquadra, la Guardia Urbana, los responsables de Seguridad del Barcelona y los Servicios Médicos de Emergencias (SEM). Por parte de los Mossos participaron en el dispositivo agentes de la Brigada Móvil, división de tránsito, Área de recursos Operativos, unidad canina, unidad de subsuelo y los tedax. Al igual que agentes de las Unidades de Seguridad ciudadana. Finalmente, acordaron que, junto con la seguridad privada del club, patrullarán por los aledaños del Camp Nou 3.000 efectivos que velarán por la seguridad.
A ellos ha que sumar 700 mossos de paisano que se infiltrarán en las gradas en lugares estratégicos y los 500 antidisturbios de los UIP (Unidad de Intervención Policial) de la Policía Nacional que permanecerán alerta en el cuartel del Bruc, a kilómetro y medio del estadio, por si fueran requeridos. La oferta de Interior sobre estos once grupos operativos que fueron ofrecidos la semana pasada no ha tenido respuesta hasta ayer mismo, lo que da visibilidad al pulso por mantener sus competencias entre Mossos y Cuerpos de Seguridad del Estado. Aceptar el ofrecimiento permite a la Generalitat cubrirse las espaldas si ocurrieran incidentes graves y sacar pecho si todo transcurre con normalidad.
Comida oficial en el piso 19
Desde primera hora de la mañana se activarán los centros de coordinación policial en el interior y exterior del campo. El dispositivo se empezará a desplegar también a primera hora de la mañana y constará de dos fases. La primera, un cordón de seguridad con filtros y controles que garanticen el acceso de jugadores de ambos equipos y los árbitros. La segunda tratará de asegurar el acceso de los aficionados al interior del estadio, e interceptar la introducción de pancartas con mensajes ofensivos. Precisamente, con el precedente de la suspensión del Rayo-Albacete tras los insultos a Zozulya, desde el Barcelona no hay temor porque pueda producirse una situación similar trasladadas al independentismo. «No temo nada. La gente se puede expresar en el campo libremente siempre que haya respeto para todos. Eso es lo que pedimos. No sé qué ocurrirá a partir de ahora después de esa suspensión. El fútbol tiene que ser algo para que nos una a todos, no para que nos separe», aseguró Valverde.
Las directivas de ambos clubes comerán juntas en el piso 19 del hotel. La representación del Real Madrid viajará al estadio en el mismo autobús de los futbolistas. Falta por decidir si después del partido, a expensas de lo que suceda, la expedición blanca sale rápidamente hacia el aeropuerto, sin realizar rueda de prensa, para evitar la organización de algún altercado en su trayecto. Es una postura que se tomará en pleno encuentro.