"Attachés"
Una objeción acerca del T-MEC se centró en la posición de los negociadores frente a las asimetrías económicas, sociales y políticas entre los tres países; sin embargo, debe recordarse que la problemática laboral mexicana ha sido desde los tiempos del TLC el obstáculo para conseguir el apoyo de los entonces opositores estadunidenses. Esto obligó a que se diera una primera respuesta circunscrita a la cooperación y asistencia técnica entre México, Estados Unidos y Canadá mediante la firma de convenios bilaterales desvinculados formalmente del acuerdo comercial. Y así la argumentación neoliberal se tradujo en una visión oficial optimista del libre comercio acompañados del sector empresarial, que rechazó abiertamente incluir regulaciones en materia laboral bajo el argumento de que el trabajo no era artículo de comercio.
Muchas cosas han pasado desde aquél TLC. Los cambios políticos y la llegada de Donald Trump al poder fueron detonadores para destruir el pasado construyendo un nuevo andamiaje y después de meses de intensos jaloneos el quid del T-MEC recayó, una vez más, en la esfera laboral. El presidente Andrés Manuel López Obrador está consciente de que la nueva reforma laboral no está siendo respetada por algunas empresas. De igual manera sabe que con la inversión nacional no basta para detonar confianza, mover la economía y dar certidumbre y con este nuevo acuerdo se invita al capital extranjero a confiar en el gobierno.
El nudo no está en la vulneración a la soberanía por los attachés designados, sino en la reticencia de algunos empresarios a cumplir la ley laboral y es de una inmensa obviedad que sectores en Estados Unidos no confían en que la cuarta transformación esté haciendo valer la nueva ley. Y es aquí donde aparece el poderoso líder de la AFL-CIO, Richard Trumka, que vino, vio y venció. En medio del torbellino impeachment y del reloj electoral México debió elaborar un análisis, escenarios de prospectiva y de inteligencia para encarar el epicentro, que siempre intuyó sucedería, en que se ha convertido la figura de los delegados en materia laboral más allá de los paneles autorizados.
Y en esta dinámica, aún falta el otro punto donde México deberá cumplir: el outsourcing.
@GomezZalce