La Poni o La Princesa Roja de Chimalistac
Fui con Ramón Agustín, mi hijo, a la casa de Chimalistac de Elena Poniatowska. Nos recibió sonriente y con esa dulzura propia y única. Acompañada de una nieve de limón y de dos libros que le dedicó y obsequió con otra sonrisa. Salimos alegres y muy contentos. Y, ella, en esa visita, me volvió a recordar cuando al entrevistarla en una ocasión el asistente que me acompañaba con su videocámara, amable me “arrimó” una silla de caoba que había en la estancia para que me sentara mientras seguía la conversación.
La hice añicos con mi peso y me fui de espaldas con el pedacero del antiquísimo inmueble (de más de 100 años de hechura) que, Alaide Foppa (poeta, escritora y feminista catalana) le había traído de París como muy preciado regalo antes de irse a Guatemala, donde el ejército y la oligarquía asesinos, la desaparecieron. La mandé a arreglar y, con un gran trabajo de restauración se la llevé casi seis meses después. Con esa mirada tan dulce y generosa, la Poni me dijo que no le sorprendió el que la hubiese recuperado por el simbolismo de los afectos y el recuerdo de Alaide y por mi gesto de restaurársela.
Escribí aquí mismo: “Elena, no es perfecta...” como dice la canción, pero su vida ha estado guiada, en mucho, por el amor, el compromiso y el testimonio. Por la sencillez y la amistad. Por la coherencia y la lealtad. Por el periodismo y la literatura. Por la firmeza y la dulzura. Por la bondad y la solidaridad. Por la escritura y hasta en cápsulas televisivas. Por sus libros y ensayos periodísticos. Por sus denuncias y discursos. Por sus marchas y militancia”.
“Por sus premios y distingos periodísticos, académicos y literarios. Por sus costureras y estudiantes. Por el 68, el sismo del 85 y Ayotzinapa del 2014. Por su esposo, hijos y nietos. Por su Mamá, Tía y Sobrina. Por la Unam, la Buap, la Complutense, la Autónoma de Sinaloa, la Veracruzana, la Uam y la UdeG. Por París, Chimalistac y Tlatelolco. Por ser Madrina de los jóvenes de la generación 2014-2015 de la Normal de Ayotzinapa. Por Guillermo, Lilus, Emmanuel, Felipe, Jan, Tina y el Monsi. Y “El Premio Cervantes de Literatura” (Bacre,P.V.M., “Milenio-Puebla”, 2014).
En mi libro de poesías “ARTESANÍAS DE…” Está escrito el que le dediqué a Elena que se llama:
“De Ámbar (Reinísima).
De la huída parisina a la llegada de Chimalistac, con Lilus y Jesusa pasando por Tlatelolco, las crónicas y costureras que te buscan, ¡Oh ironía! Y te regresan al origen.
Límites arcanos a celo puesto que enfatiza retomar el compromiso dejar todo símbolo y toda sombra de poder ahí donde los nidos y las horas se recuestan y se venden, para dejar premios y ganar amigos y amores (Tonatzintla, los periódicos, conferencias, el Monsi, Pandoras, cursos de verano, coronación, baile de debutantes, el Cervantes, la Complutense y libros, por ejemplo).
A costa de remedios silenciados por bondades y cariños al conocer tus nieves y tus sillas de caoba-madera-ámbar (sobre todo la de Foppa) negación de cantidades, departamentos y fechas rebuscadas que no te hizo mejor (tal vez lo más que llegó fue a darte rasgos de gaviota) y arenas cocidas de sueños y pisadas.
Hoy, no esperes más, no esperes que tus golpes de sal y tus lágrimas de fe se remonten en juego como un adiós emboscado…tendrás más odios y palabras que mares y caminarás quieta…
Con muchos momentos vencidos en las playas y llama pronta, si aparece la derrota, al marinero: silba, baila, canta, escribe, gruñe la canción del vigía y elude las sirenas y sus llantos y los corales artificiales cuando el Nobel te pida tu miedo no lo muestres, escóndelo en tu corazón y guárdalo en tus ojos.
Y si volvieras a escuchar los susurros y lamentos- rezos de inviernos ocultos tras las maderas de Cuetzalcoáhuitl prometidas-,elude los abismos y las cimas arrójate al fondo de sus labios de Tina:Tinísima
Inocente.
Amada.
Eterna.
Universal.
Pura…escápate por los huecos de sus iras
tapa tu respiración y no la hundas
y vete a buscarla entre las olas…”