Nadie dijo que fuera sencillo

Guanajuato vive un momento complicado. De eso no hay duda.

Por un lado, padece a criminales que ante la disminución de su financiamiento por el robo de hidrocarburos (cuya detención no fue incluida en una ecuación integral de contención del delito), quisieron encontrar en el narcomenudeo, la extorsión y el robo de vehículo, su fuente de ingresos.

En otro de los frentes, es un estado atractivo para empresas japonesas, estadounidenses y alemanas, entre otras, por su valiosa mano de obra, calidad de vida y ubicación geográfica, lo que les brinda ventajas sobre sus competidores… ventajas que también son visualizadas por los grupos criminales.

Cuenta con una tasa de crecimiento económico superior a la nacional… lo que implica recursos disponibles también para otros mercados, el de la droga incluido. Sin mencionar que es el destino sin playa que convoca a la mayor cantidad de turistas y visitantes del país.

Enfrenta a organizaciones delincuenciales locales que nacieron en su propio territorio, que primero se nutrieron del robo al tren y luego del robo de hidrocarburos; pero también enfrenta a organizaciones asentadas en otros estados que buscan expandir sus territorios.

Algunos, al ver los videos grabados por organizaciones criminales con fines propagandísticos y reproducidos lo mismo en espacios de noticieros que a través de redes sociales y servicios de mensajería celular, dirán “pobre Guanajuato”. Lo que no ven es que se trata de un escenario que podría presentarse en los estados “más tranquilos”, como en su momento se veía a Guanajuato.

No combatir a los grupos delincuenciales, esperando que las estrategias de apoyos sociales den un resultado, es en este momento, la vía para propiciar su crecimiento y expansión.

Por cada detención que el estado realiza, hay que hacer tres más el día siguiente, dado el número de personas que llegan de otros territorios con fines criminales.

Guanajuato ocupa el lugar 9 en incidencia delictiva en general, después de Aguascalientes con el quinto sitio, Querétaro en el sexto y la Ciudad de México en el séptimo. El feminicidio ocupa el lugar 29; en secuestro y extorsión el lugar 30, en robo de vehículo tiene la posición 24, mientras que en robo a transeúnte el sitio 31. En el robo a casa habitación ocupa una posición más alta en la tabla, con el lugar 13.

En homicidio, un tema que coloca al estado en la agenda nacional, se ocupa el quinto lugar en incidencia y el primero en número de víctimas.

¿Cuál es la conclusión de esta serie de cifras?

En primera instancia entender que cada uno de los estados, por más que realice esfuerzos importantes en materia de seguridad, no es una isla y que siempre podrá enfrentar una lucha por el control de las actividades criminales en su territorio.

Visualizar que evitar la confrontación con los criminales, les otorga espacios, zonas de confort, cobijo social y reproducción de conductas delictivas, como en su momento ocurrió en la comunidad de Santa Rosa, lugar al que hasta marzo pasado, difícilmente se le “permitía” el ingreso a la autoridad.

Lo urgente se resolverá, con mayor despliegue, con mayor fuerza del estado, con detención de personajes clave y otros factores.

Pero el reto es encontrar y construir soluciones de largo alcance, con resultados duraderos ante cualquier cambio en el escenario nacional. Se trata de construir y mantener corporaciones fuertes, policías bien capacitadas y bien pagadas, municipios que no le den la vuelta a su responsabilidad como primer nivel de contacto con la ciudadanía, tomarse muy en serio la prevención, invertir de forma adecuada los recursos, dejar de lado el aspecto político para sumar capacidades…

Y todo ello ya lo está haciendo Guanajuato.

Nadie dijo que fuera sencillo, pero la paz y tranquilidad en la que los guanajuatenses estamos acostumbrados a vivir, regresará.