¿A quiénes representa la FMC?
LA HABANA, Cuba.- Mientras que en la televisión cubana se muestran como ejemplo de “federadas” a mujeres militares, policías, doctoras y maestras, maquilladas y vestidas a la moda, ¿dónde están las que mendigan en las calles, las que se han quedado sin casas porque se les han caído o las han botado de sus viviendas por no ser las propietarias? ¿Cuáles son los planes sociales de la FMC? ¿Cuáles son sus políticas públicas encaminadas a la equidad de género? ¿A quiénes representa la FMC? ¿De qué tipo de mujeres se desentiende?
“Por aquí pasan y recogen la cotización. Es para lo único que sirven”, Xiomara, como otras, no sabe para qué es ese dinero, “pero contar con ellas nunca he podido, ni cuando se me cayó parte del techo y pedí una carta de apoyo para llevar al gobierno”. Xiomara creyó que fue muy ingenua en pensar que la federación estaba allí para mujeres como ella: ama de casa, pobre, soltera y con dos hijos.
Pero la situación de esta cubana no es la única ni la más extrema. La Federación de Mujeres Cubanas o “Federación”, como la conocen las féminas en la Isla, no tiene políticas públicas encaminadas a disminuir la violencia, la indigencia y la pobreza entre las mujeres y las niñas.
La frase “la labor encabezada por la FMC” está hueca, “es pura política” porque los programas no existen, o “nadie los ha visto”, dice Juana, que fue “a ver si resolvía mi problema del trabajo” al Poder Popular de la Habana Vieja con una carta de la FMC y “no resolví nada, y se supone que uno no lleve pagando tantos años por gusto, pero tampoco veo que le resuelvan nada a nadie”, y se pregunta por qué hay tantas mujeres locas en la calle y no tienen un lugar a dónde llevarlas con “el dineral que hace la federación”. Se lo cuestiona, pero reconoce el poder que tiene la organización y se siente temerosa por las consecuencias de sus palabras.
Juana cuenta la historia de una “loquita que anda siempre cerca de la Covadonga”, el hospital situado en la Calzada del Cerro, a quien “el alcoholismo la llevó a la locura” por eso y por ser lesbiana “su familia se deshizo de ella en cuanto pudo”. A Juana los prejuicios que tiene con la homosexualidad femenina no le impiden compadecerse del drama de otra mujer, “ella tiene todos los defectos que podemos tener las mujeres para el resto del mundo, y nadie la quiere por eso”, es “invisible” frente a la única organización legal y con suficiente poder económico para ayudarla, y donde Juana dice haber acudido “a ver si hacían algo por ella, pero me dijeron que no tenían cómo ocuparse de esos casos”, recuerda.
Según EcuRed, la enciclopedia gubernamental de Cuba, las “acciones” de beneficios para la mujer en la FMC son tres: cursos de capacitación y adiestramiento de computación, de peluquería, de corte y costura y de maquillaje”, y agrega un “entre otros” que podría incluir cursos de inglés; el programa Educa a tu hijo, encaminado a la atención que brindan las federadas a los niños y niñas que a partir de los 2 años y hasta los 5 no asisten a las instituciones que tiene el sector de educación; por último, las trabajadoras sociales, brigadistas sanitarias, y las 175 Casas de Orientación de la Familia, de quienes se sabe poco también.
El resto de las “acciones” y “programas” están subordinados a los ministerios y no encaminados a disminuir las brechas de desigualdad que padecen las mujeres cubanas. Las mendigantes, las desamparadas, las lesbianas, las discapacitadas, las que padecen algún tipo de demencia, las que han tenido que prostituirse, las alcohólicas y las ancianas no constan en su propaganda ni en su membresía, ni son sus objetos sociales, misión, y mucho menos su público objetivo.
Paula decidió prostituirse y cumplió tres años de prisión. Ella no es de las que sale como ejemplo de “valiente federada”, pero “a mí me cogen para ir gritarle a las Damas de Blanco y si no vuelvo para la cárcel, y ¿quiénes me vigilan?”, no es una pregunta para que nadie responda sino ella misma, “la federación, la vieja esa viene y se hace la amiga y va a informar”.
“Es lo mismo que viví al principio de la revolución”, dice Ofelia, abuela de Paula y una de las fundadoras de la organización. En su barrio de Centro Habana “las federadas éramos las muchachas que nos habíamos tenido que prostituir”, y su testimonio es clave para entender a la organización que ha criminalizado la prostitución durante sus 60 años de existencia.
“A nadie le preguntan si quiere pertenecer a la FMC. Yo estoy desde los 14 porque aquí la pagamos como mismo pagamos el CDR”, cuenta Paula, “así que pago para que me vigilen”, y se burla de ella misma “por el papelazo que he hecho toda mi vida y del que ahora no sé cómo salir porque me tienen ‘cogía’”, asegura.
Las cifras más recientes publicadas por la Oficina de Estadísticas (ONEI) y que contó con el apoyo de la FMC, aunque el “apoyo” puede ser sinónimo de “aprobación”, datan de 2016 y aseguran que las temáticas relacionadas con las mujeres y niñas en Cuba están totalmente cubiertas.
En la Encuesta Nacional sobre Igualdad de Género (Enig-2016), el 88.7 % de la población cubana de 15 a 74 años considera que en Cuba “se aplican leyes que protegen a las mujeres y existen políticas y acciones específicas”, basta con una visita a cualquier oficina de la FMC municipal para darse cuenta de que ni ellos mismos logran señalar una acción en concreto de las que mencionan como logro.
El estudio reveló además que el 85.5% afirma que existen “lugares o servicios que dan atención a las mujeres que son víctimas de violencia, y el 83.7% que existen organizaciones donde las mujeres pueden plantear sus necesidades y preocupaciones”, aunque no se sepa cuáles.
Para mayor contradicción de lo que evidentemente es un subregistro, solo el “3.7% ha acudido a alguna institución o servicio a pedir ayuda”, y los lugares más frecuentes son “la Policía y la Fiscalía, seguido por la FMC”, la organización de mujeres cubanas es la última opción en el ínfimo por ciento que cree que los problemas de violencia pueden ser resueltos por una institución.
No obstante, en el estudio, desactualizado porque el panorama de las cubanas ha cambiado en estos últimos tres años, no se recogen estadísticas relacionadas con los feminicidios ni con el alcoholismo, el abuso sexual a niñas, o los casos de mujeres encarceladas por temas políticos o económicos, lo que parece indicar que encuestaron a sus representantes, esas que insisten en seguir de espaldas a una realidad que destapan cada día activistas, periodistas, intelectuales y artistas. Entonces, ¿a quiénes dice representar la FMC?
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