Miles de activistas de Tsunami toman el Camp Nou horas ante del clásico
«¿Esta es la entrada del Camp Nou?», preguntaba una despistada manifestante a otra ante el estadio del Barça. Mientras, media docena jóvenes de negro y encapuchados se mofaban de los Mossos que maniobran delante del estadio. Dos horas antes del inicio del partido la tensión se mascaba en el ambiente y por una vez no era debido a lo que podía pasar en el césped.
Despliegue especial
La convocatoria independentista, que pretendía movilizar a unas 15.000 personas, obligó a los Mossos a desplegar un operativo extraordinario con cientos de efectivos y un helicóptero. Asimismo, una decena de furgones de la policía catalana han rodeado el Hotel Sofía, a escasos metros del campo, para asegurar la normalidad de la concentración de los equipos blanco y blaugrana, así como su llegada al estadio.
En el hotel, los jugadores aguardaban la hora del partido en sus habitaciones a la espera de partir hacia el Camp Nou. Antes habían comido y realizado algunos ejercicios de calentamiento. Fuera, los manifestantes también «calentaban» cantando Lluís Llach y cortando la cercana Avenida Diagonal. Para garantizar la seguridad de los equipos, los Mossos se han blindado el cordón policial del hotel para garantizar que solo fuera permeable para los clientes del hotel o de su restaurante, donde, tras almorzar, algunos familiares de jugadores tomaban el café haciendo tiempo hasta que empiece el partido.
Por su parte, los concentrados «indepes» dibujaban una estampa similar a la de cualquier Diada. Algunos gritos por la libertad de los «presos políticos» y cientos de personas haciendo tiempo mientras esperaban instrucciones teléfono en mano. También muchas banderas y pancartas contra el Rey, el Estado y la Justicia española, grupos de adolescentes repartiendo propaganda de Tsunami con la frase «Spain sit and talk» y mucha expectación ante una cita deportiva que enrarece el ambiente en plenas negociaciones para la investidura del presidente en funciones Pedro Sánchez.