El Rey pronuncia esta Nochebuena otro discurso clave en plena negociación entre el PSOE y ERC
La cuestión es que el acuerdo con los republicanos es la única opción que tiene el presidente en funciones, Pedro Sánchez, para hacer posible su investidura. El PP y Cs han cerrado la puerta a la posibilidad de facilitar esa investidura ya sea con su apoyo activo o con su abstención, aunque ambos partidos se justifican asegurando que la responsabilidad es de Sánchez que ha elegido desde el primer momento a su socio para una futura coalición, Unidas Podemos, y los apoyos externos que necesita para alcanzar la mayoría necesaria, los nacionalistas, regionalistas e independentistas.
El 24 de diciembre de 2015, el Rey apeló al diálogo para romper el bloqueo y es previsible que esta vez vuelva a hacerlo aunque de una forma genérica, sin entrar en los movimientos que debería hacer tal o cual fuerza política. El monarca, por norma, no baja nunca a la arena política y respeta escrupulosamente la no injerencia en el día a día de los partidos propia de una jefatura del Estado que la Constitución define como árbitro y moderador del funcionamiento regular de las instituciones, pero nada más.
El asunto que ha estado presente en todos los mensajes navideños del Rey es Cataluña. Lo hizo ya en su discurso de 2014, cuando tras expresar su preocupación por las "fracturas emocionales, desafectos o rechazos entre familias, amigos o ciudadanos" en Cataluña, pidió respeto para el texto constitucional como garantía de una convivencia democrática, ordenada, en paz y libertad.
Con su confianza en la "unidad y continuidad de España" pero sin referirse explícitamente a Cataluña, volvió en 2015 a defender la Constitución advirtiendo de que la ruptura de la ley y la imposición de un proyecto sobre la voluntad de los demás españoles conduce a la decadencia, el empobrecimiento y el aislamiento. Sin mencionar tampoco la crisis catalana, al año siguiente resaltó que no son admisibles ni actitudes ni comportamientos que ignoren o desprecien los derechos que tienen y comparten todos los españoles y consideró que vulnerar las normas que garantizan la democracia y la libertad sólo llevan a enfrentamientos estériles y al empobrecimiento oral y material de la sociedad.
En 2017, el Rey apeló a la unidad frente al terrorismo tras los atentados de ese verano en Barcelona y Cambrils. Pero es que, además, el otoño de ese año se había celebrado el referéndum ilegal del 1-O y se había procedido a la Declaración Unilateral de Independencia por parte de los exlíderes del ‘procés’, hechos por los que actualmente la mayoría de ellos cumple ahora mismo condena. Esos acontecimientos llevaron al Rey a dirigir el 3 de octubre un mensaje a la nación en el que llamó a asegurar el orden constitucional ante la situación "de extrema gravedad". Una situación ante la que el Gobierno de Mariano Rajoy aplicó por vez primera el artículo 155 de la Constitución y convocó elecciones en esa comunidad.
Fue tres días después de esos comicios cuando Felipe VI pronunció su discurso navideño y pidió a los elegidos en ellos que respetaran la pluralidad de su sociedad porque el camino no debía llevar de nuevo al enfrentamiento o la exclusión y abogó por recuperar una convivencia que recuperara la serenidad, la estabilidad y el respeto mutuo.
En su mensaje de 2018, Felipe VI exigió que "las reglas que son de todos sean respetadas por todos". Además, sin hablar expresamente de Cataluña, revindicó la vigencia de la Constitución frente al desafío independentista. El Rey consideró que la necesidad de garantizar la convivencia debe fundamentarse en el respeto a la Constitución e instó a impedir que renazcan el rencor y el resentimiento.
Por lo demás, otros temas recurrentes en los mensajes navideños del monarca han sido la lucha contra la corrupción, el terrorismo, el desempleo o la violencia machista, así como una especial atención a los jóvenes. Además, el hecho de que estos mensajes se hayan escuchado después de una cita electoral y a la espera de que las negociaciones fructificasen en nuevos ejecutivos ha provocado los reiterados llamamientos a la estabilidad de Felipe VI. Responsabilidad y espíritu renovador reclamó para ello a las formaciones políticas en 2014, voluntad de entendimiento y concertación les pidió al año siguiente, y diálogo para impulsar consensos básicos les solicitó en 2016.
En 2017 demandó actuar para conseguir un país que ilusione y dispuesto a adaptarse a los nuevos tiempos, y el año pasado resaltó el ejemplo de la Transición para trabajar juntos y unidos por el futuro del país y para entenderse y llegar a acuerdos. La lucha contra la corrupción fue protagonista en su primer mensaje de Navidad como monarca al estimar necesario cortarla "de raíz y sin contemplaciones", y advirtió en 2017 que seguía siendo una de las principales preocupaciones de la sociedad y, por tanto, se debería actuar en consecuencia. En su último discurso dijo que a los españoles les seguía preocupando muy seriamente junto a otros problemas como el paro, el terrorismo y la violencia contra las mujeres.
Felipe VI se acordó en su primer discurso de 2014 de quienes peor lo pasan. Además de subrayar como “ejemplo de seriedad” de España el proceso de abdicación de la Corona por parte de Juan Carlos I, Felipe VI criticó las “inaceptables” cifras de paro. En sus cinco primeros discursos, el Rey también ha tenido palabras para denunciar la lacra de la violencia machista y para revindicar que la sociedad está “en deuda” con los jóvenes, precisamente uno de los colectivos más afectados por el paro y más “comprometidos” por causas como el cambio climático, tema que ha marcado la agenda española tras la reciente celebración en Madrid de la COP25.
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