Una década más por la equidad
Para mi Oma en su cumpleaños
Cerramos año y década. Un tema que marcó ambos fue la equidad de género y en el proceso de entender, como sociedad, qué es, cómo lograrla y por qué es importante, el mundo cambió.
El fin de año llega con la necesidad de un cierre, de crear un rompecabezas mental para entender qué puede venir en 2020. Esta necesidad de cierre, un término acuñado por la psicóloga Arie Kruglansky en 1990, es un proceso cognitivo para aprender de lo sucedido y vivir con la ambigüedad implícita del futuro.
Para analizar las piezas del rompecabezas busqué datos en el ámbito económico, salarial y laboral. Me topé con unos dolorosos y otros algo esperanzadores.
El WEF estima que la equidad no será una realidad en los siguientes 108 años. Mientras, uno de cada cinco puestos de nivel C-suite es ocupado por una mujer y de 2015 a 2019 el porcentaje subió de 17 a 21, según McKinsey.
El impuesto rosa es real y esta discriminación de precios basada en el género, como la describe Nielsen, se traduce en que las mujeres paguen entre 40 y 50 por ciento más que los hombres en bienes y servicios. El monto extra es de mil 300 y hasta 2 mil 135 dólares al año, o de medio millón de dólares a lo largo de una vida. Mientras, ellas ganan 0.79 centavos de cada dólar que ingresan los hombres. El dato menos doloroso es que esta brecha disminuyó 0.05 centavos de dólar en cuatro años y que 56 por ciento de las empresas tiene la intención de realizar un diagnóstico de igualdad salarial de género, según Willis Towers Watson.
Las mujeres, 77 por ciento, dicen que trabajan más duro para probarse; 76 por ciento que tener hijos les afecta más en sus carreras que a sus pares hombres y 63 por ciento que se les considera menos para posiciones de nivel senior, según Nielsen. Lo esperanzador es que hoy 87 por ciento de las empresas dicen estar muy comprometidas con la diversidad de género, cuando en 2012 solo lo decían 56 por ciento, según McKinsey.
Hay que sumar los segundos o terceros turnos de las mujeres, pues salen de su empleo y regresan a casa a cuidar hijos o padres; limpiar o cocinar. Esta economía no remunerada se valora en 1.1 billones de dólares, según McKinsey.
¿Por qué emparejar la cancha? “Debería importarnos porque nos estamos perdiendo una gran oportunidad económica, una cifra de 12 billones de dólares en el mundo. De hecho, sería de hasta 28 billones si lográramos una real equidad entre hombres y mujeres en el mercado laboral”, dice Kweilin Ellingrud, socio principal de McKinsey y líder de práctica de operaciones, en un episodio del McKinsey Podcast. Si nos quedamos con el menor monto, es añadir 11 por ciento al PIB global.
Agridulce fue el resultado del conglomerado de datos, pero hace menos ambiguo al 2020 porque sabemos que debemos seguir trabajando por la equidad y no solo por la de género...
@vivircomoreina