Respirar la Navidad
Ayer, 25 de diciembre, la calidad del aire era mala en la mañana. Al menos ocho estaciones de monitoreo reportaban valores por encima de 100 en la concentración de partículas. En el centro de Monterrey, el valor más alto (120) correspondía a partículas menores a 2.5 micras (PM 2.5): según los gráficos de la estación Obispado, pasó de un valor de 100, que ya era malo, a 120, en una gráfica pronunciada desde las doce de la noche hasta las seis de la mañana.
Diciembre llegó, como cada año, con un aumento en los indicadores de mala calidad del aire que respiramos. Pero esta vez llegó con una autoridad muy activa al respecto y con la prohibición de instalar mercados del cohete en casi todos los municipios del área metropolitana, para disminuir los riesgos de accidentes, de incendios y sobre todo de contaminación.
El martes 24, la Secretaría de Desarrollo sustentable de Nuevo León alertó sobre la entrada del frente frío número 25 y exhortó a la población a no quemar pirotecnia, carbón y leña durante los festejos navideños “para evitar el incremento en concentraciones de partículas”.
Informaba: “actualmente en la Zona metropolitana de Monterrey se presenta un sistema de baja presión, con estabilidad atmosférica (muy baja velocidad del viento) y baja altura de la capa de mezcla”.
Insistía en que se tomaran medidas: a la población, además de no encender o quemar, le pedía bajar el uso de vehículos; a la industria y al comercio, reducir sus actividades generadoras de emisiones.
Entre lo positivo de 2019 (sí, hay cosas positivas en el año que termina, por supuesto) está sin duda una mayor conciencia de la mala calidad calidad del aire que respiramos en gran ciudad de Monterrey, y de que tenemos que hacer ya algo para mejorarla.
Monterrey mejoró con respecto a otras ciudades y a años anteriores. Si bien una parte importante de la población y de las empresas ha cambiado algunos de sus hábitos, falta todavía insistir. Más tarea para el año que viene.
luis.petersen@milenio.com