El virus que desnuda
En estos tiempos de anacoretas y circunspectos forzados, cabe hacer mucha reflexión respecto a la vida, la nación, el futuro incierto y una retahíla de menesteres por dilucidar.
Se observa cómo elcoronavirus desnuda y muestra la naturaleza de las empresas, las personas y los gobiernos y a veces, ese desabrigo deja ver cosas desagradables.
Con riesgo de que me tilden de sicofante, vemos que algunos miembros de la sociedad aún no consideran el peligro de infección que hay, pese a la cantidad de fallecidos en cantidades industriales, y se pasean campechanamente sin ton ni son; vemos cómo otra parte, lastima, se mofan y lapidan a nuestros médicos y enfermeros que cumplen su trabajo y deber, al atender a los contagiados.
Confirmamos (porque ya se sabía) que los hospitales del sector público carecen de liderazgo, de insumos, de presupuesto, de motivación para su personal y procesos administrativos para atender a su usuario de manera óptima en esta hora de emergencia global; checamos la mira de los gobiernos en la toma de decisiones que hace al priorizar objetivos petrolíferos o de transporte, en lugar de los sanitarios que más urgen ahora.
Sabemos que las empresas renuncian a las posibles utilidades, procurando perder lo menos y tomando decisiones para poder sobrevivir y no fenecer.
También aplaudimos la práctica de los valores que tanto requerimos en sociedad y que nos enteramos gracias a las redes sociales: la paciencia, la solidaridad, la tolerancia, el amor al prójimo y el erudito uso del tiempo libre; adoramos además la creatividad de algunos para hacer de un problema, una oportunidad.
Es ahora cuando emergen los liderazgos efectivos;“Ora es cuando, chile verde, le has de dar sabor al caldo”. _