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Eladio Carrión, un veinteañero que dio el salto de la natación profesional (llegó a representar a Puerto Rico en competiciones internacionales) a la música, encarna la enésima manifestación de ese extraño fenómeno, por el cual un artista ignoto para el gran público es a la vez uno de los más escuchados del planeta. Su música ha rebasado fronteras gracias a las plataformas digitales, claro, donde suma más de 400 millones de streamings. Solo en Spotify tiene más de 7 millones de oyentes mensuales, en su canal de YouTube ha recibido más de 349 millones de reproducciones en sus vídeos, y los números siguen creciendo. Su nuevo disco, «Monarca» (Rimas Music) tiene colaboraciones de J Balvin, Yandel, Cazzu y Lunay, y ocupa la segunda plaza en la lista de iTunes, solo por debajo de Bad Bunny. Pero además, goza del reconocimiento de la industria: ha sido colaborador de supernovas de la escena urbana como el propio J Balvin y Ñengo Flow («Mi funeral»), Zion («Mi Error»), Jhay Cortez («Hielo»), y fue nominado en la categoría «Mejor Canción de Rap / Hip-Hop» de los Grammy Latinos por su alianza con Bad Bunny en «Kemba Walker», homenaje a un jugador de los Boston Celtics por el que siente tanta pasión, que decidió bautizar así a su perro. Conectamos con él vía zoom para conocer mejor sus planes de conquista del mundo.
«Monarca» es un disco con canciones pegadizas, bastante accesible para cualquier público.
Además de complacer al público, me gusta complacerme a mí mismo, hacer lo que me gusta. Esta ha sido la oportunidad perfecta para encontrar ese punto medio. Si te dejas llevar al cien por cien por lo que esperan los fans, puedes perder la perspectiva y dejar de ofrecer cosas nuevas.
¿Cuánto tiempo le ha llevado grabar «Monarca»?
Este disco empecé a hacerlo hace unos cuatro meses, en Los Angeles. Cuando estuve allí, perdí a mi perro durante una semana. Después, cuando apareció, estuve un mes en la ciudad trabajando con varios productores. Después lo terminé en Puerto Rico, en unos dos meses.
¿Cómo es su trabajo de estudio?
Yo escribo todas las letras. En temas de producción, me gusta estar con el productor en el estudio para presenciar la construcción de los ritmos desde el principio. Así tengo más control. Siento que es muy importante estar presente en esa fase. También en la de creación de los videoclips. Todo son herramientas que hay que saber usar, y tener controladas desde el principio del proceso.
Hay una canción especialmente magnética, «Mami me pregunta si trapeo», que me parece que es al trap lo que el «I wanna rock» de Twisted Sister al rock. Un hit que se convierte en una especie de himno del género.
Esa fue la primera canción que monté para el disco. Cuando escuché el ritmo dije: «¡Wow! Esta base se merece una historia real, una historia bien buena, bien dura». Va sobre las mamás que saben que sus hijos están metidos en el trap, aunque ellos digan que no (risas). Nos volvimos locos en el estudio con ella. Es la única canción con la que hice un «live» desde el estudio, y es por la que más me pregunta la gente.
Hablando de mamis, ¿la familia fue importante en su formación musical?
Sí. Mi papá era un amante de la música, era uno de estos que en Navidades siempre estaba de parranda fuera de casa, tocando, porque era músico. Mis hermanas también fueron importantes, son mayores y me ponían Jay-Z, 50 Cent... esa fue mi escuela. Pero en casa se escuchaba mucha música, de todo tipo.
¿Cuándo y por qué decidió ser músico usted también?
Yo siempre fui muy atrevido para esas cosas (risas). Eso fue en noveno grado. Canté en la feria de Puerto Rico, un evento con atracciones y demás... Yo me acerqué y pregunté qué había que hacer para cantar ahí. Me dijeron: «Ven el jueves con tu DJ, y te daremos un espacio para que cantes diez minutos». Me fui con un iPod, conecté el ritmo y canté. Desde ese día supe que quería ganarme la vida sobre los escenarios, que quería esa vida. Ya fuera tocando un instrumento, cantando o haciendo lo que fuera.
¿Y cuándo supo que lo había conseguido?
Cuando saqué «Mi error» con Zion. Yo siempre supe que tenía algo diferente, y que por eso iba a ser grande. Esa canción fue la certificación. Me di cuenta de que podía conectar con la gente a una escala bien grande. Por eso echo tanto de menos los conciertos, son lo mejor de este oficio. Es lo peor que me ha robado la pandemia. Me mucho gusta estar con la familia, pero no poder presentar estas canciones en directo por el mundo, me mata.
Teniendo «Monarca» en el número dos de iTunes, imagino que espera que su carrera dé un gran un salto.
Sí, porque quise que el disco se escuche como una obra completa, tanto en música como en letras, y creo que nadie se ha tomado el tiempo de hacer algo así con el género trap, tan elaborado. Le he puesto mucho corazón, y por eso siento que va a ser EL proyecto. Es un disco con algo especial, en el que se nota la madurez. En las redes hay gente que me dice que es genial poder escucharlo entero sin tener que bajar el volumen para que no lo oigan sus papás, porque no hablo mal en ninguna canción. No son canciones de temática familiar (risas), pero hay una madurez con las palabras.
¿En algún momento ha pensado que quizá habrá fans que dirán que se ha «rajado»?
Es cuestión de madurar. Hablar malo, obsceno, está «cool» cuando toca hacerlo, por ejemplo en un perreo bien vigoroso. Pero es más propio de una edad, de cuando eres joven y estás empezando, y no sabes qué decir. Como sabes que a la gente le gusta cuando hablas malo, lo haces. Es más fácil. Pero hay palabras mejores que pueden reemplazar a las malas.
El trap latino es ahora más popular que el original, el gringo.
Es que estamos dándole bien duro, hermano. En España también. En Venezuela, Chile... todos los referentes del género en esos países son muy buenos.
¿Tiene la esperanza de que sus fans escuchen más el disco entero que los singles en playlists?
Sí, sí... es un disquito para tú sentarte, de camino al trabajo, y escucharlo completo. Y es lo que la gente está haciendo, ese es el feedback que me llega. Que al menos escuchan ocho canciones o nueve seguidas. En el disco está J Balvin en «Tata», es un «drill» que no se esperaba nadie. Jose rompió feo, feo, y está gustando mucho. A la gente también le gusta «Todo o nada», la «Intro» también... El disco es un trip, hermano.
La pandemia le obligó cancelar su gira española, ¿está haciendo planes para venir?
El otro día pensé mucho en España, estoy loco por ir. En 2013 estuve en Barcelona, pero fue por otro motivo. Fui a nadar, a competir en un Mundial. Estuve cuatro días y me encantó. Las Ramblas, todo muy limpio... la comida riquísima...
Si fue nadador estará bien fuerte.
Lo estaba, lo estaba (risas). Ahora sólo estoy grande.
¿Cómo es su relación con la industria de la música?
Hay disqueras y disqueras, mano. Yo con la mía tengo una relación de familia, cien por cien. No puedo decir nada malo. Pero hay tantos y tantos artistas, que algunos pasan por malos momentos por esa misma razón: somos muchos. Pero si te lo montas de independiente también te puede ir espectacular. Los que lo consiguen son bendecidos, porque eso está cabrón.
¿Con quién le gustaría colaborar de España?
Con la Mala Rodríguez, me encanta su música desde chiquito. C. Tangana y Rels B también le meten mucho.<iframe width="500" height="315" src="https://www.youtube.com/embed/gH9z64go8R0" frameborder="0" allow="accelerometer; autoplay; clipboard-write; encrypted-media; gyroscope; picture-in-picture" allowfullscreen></iframe>