Pronto, la guerra por el agua
La vida del planeta depende del agua, está presente en todas las actividades del ser humano, empezando con su consumo para sobrevivir; luego en sus procesos productivos.
Para producir sus frutos sin ella, la ciudad lanza sus desechos por los drenajes y ha dado lugar a una generación de empresas purificadoras que sustituyen al agua de la llave que teóricamente es potable.
Mientras haya, las comunidades van sobreviviendo de alguna manera porque, de faltar, viene el desastre.
La limitación en su uso acarrea problemas sociales muy serios, como en Cd. Victoria, y más cuando no se da el servicio. Porque es un derecho que no puede posponerse.
Una ciudad puede caer en el desastre cuando sus habitantes no reciben el agua por un tiempo no muy prolongado; técnicamente, la capital del país puede desaparecer si no le llega el agua del Cutzamala por agotamiento o por fallas en el sistema.
Aunque en nuestra zona conurbada es abundante, en realidad es escasa a nivel global. Nosotros vivimos en una especie de isla, si se observa detenidamente un mapa. El gran novelista Jack London quien estuvo aquí en 1913, exclamó que estaba como en una Venecia.
Es escasa con vías a su agotamiento, por lo que ya se empieza a especular que es una mercancía sujeta al comercio internacional y entrar en la especulación bursátil; por ser nuestra zona única en el país rodeada de agua dulce, ello provoca el abuso en su consumo y, además, desperdiciada por obsoletos sistemas de distribución. Los que planearon el sistema lo hicieron para una población de 250 mil habitantes. Ahora somos más del doble y con más necesidades de consumo no doméstico.
Por lo anterior, es urgente se planee a largo plazo su captación, distribución y desfogue, sin olvidar su saneamiento. Los grandes urbanistas planean ciudades del futuro, lo hacen para que esté vigente su obra a más de 100 años adelante, como los urbanistas de París que, a 300 años, allí está visible su trabajo. _