El juez barajó controlar a Villarejo con pulsera telemática pero Prisiones alegó que era ilegal
El juez de la Audiencia Nacional, Manuel García Castellón, barajó la posibilidad de controlar con una pulsera telemática al comisario José Villarejo ante el riesgo de fuga en caso de quedar en libertad provisional. Por ello consultó directamente con Prisiones y la respuesta que recibió fue que esa posibilidad no está contemplada en la ley en casos como este, según informan a Vozpópuli tres fuentes conocedoras de este intercambio entre ambas instituciones.
La consulta la hizo el Juzgado directamente con el secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Luis Ortiz. La explicación que recibió el magistrado de Instituciones Penitenciarias es que el control telemático tan solo está previsto para aquellos presos que ya cuentan con una condena firme y van a disfrutar de algún régimen de semilibertad como un tercer grado o salidas diarias en virtud del artículo 100.2 del Reglamento Penitenciario.
Finalmente, el polémico mando ya jubilado ha salido este miércoles del Centro Penitenciario de Estremera (Madrid) con la obligación de firmar a diario en la comisaría más cercana a su domicilio y comunicar cualquier cambio de residencia. También tendrá que entregar el pasaporte y no podrá abandonar el territorio nacional. Sale de la cárcel tras la petición de la Fiscalía Anticorrupción tras tres años y cuatro meses entre rejas.
Riesgo de fuga
Le quedaban ocho meses para agotar el máximo de cuatro años en prisión preventiva que permite la legislación española. La Audiencia Nacional no le juzgará por las primeras piezas del caso Tándem hasta la tercera semana de diciembre. La Fiscalía pide para él un total de 99 años y diez meses de prisión. Tanto los jueces como los representantes del ministerio público admiten que existe riesgo de fuga y de que vuelva a delinquir.
Este periódico ha consultado con varios expertos en la materia tanto jurídicos como penitenciarios. Admiten que esa medida de control telemático solo está prevista para presos con condenas firmes que acceden algún tipo de permiso de salida. La única posibilidad de aplicar pulseras telemáticas para presos preventivos en libertad provisional es cuando se trata de delitos de violencia de género o se precisa garantizar una medida de alejamiento, tal y como recoge el artículo 544 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal.
Otras fuentes en cambio apuntan a que del mismo modo que no hay ningún artículo que establezca expresamente la posibilidad de controlar telemáticamente a presos sin condena, tampoco hay nada que lo impida. “La Ley de Enjuiciamiento Criminal contempla que se puede poner cualquier medida menos gravosa que la prisión provisional. Y eso incluye las pulseras telemáticas”, dice a este periódico un abogado penalista acostumbrado a defender acusados en la Audiencia Nacional.
Tampoco fianza
Con lo que coinciden todas las fuentes consultadas es que sí se le podría haber aplicado una fianza económica a Villarejo para abandonar la cárcel. En este caso las fianzas tienen precisamente el objeto de evitar el riesgo de fuga ya que en caso de que un preso huya, no se le devuelve el dinero depositado para salir de prisión cuando acabe el proceso en su contra. La Fiscalía anticorrupción solicitó las medidas cautelares que ha terminado aplicando el juez este miércoles en el auto en el que ha decretado la libertad provisional.
En ese auto el juez recoge los argumentos del ministerio público para considerar que el comisario ya jubilado podría fugarse. Se basan en que los familiares de Villarejo de los que se va a rodear desde ahora también están investigados como parte de la organización criminal, que en el registro de su casa tras ser detenido aparecieron grandes cantidades de dinero en metálico así como documentos con identidades falsas o pasaportes en blanco.
Destacan además su posibilidad para desplazarse a otros países, su red de contactos o su dinero detectado en el extranjero. Asimismo consideran que Villarejo podría volver a delinquir y como muestra recuerdan que una de las 30 piezas separadas en las que se le investiga (la número 29 y por tanto de las más recientes) gira en torno a una trama dirigida por Villarejo desde la cárcel para intentar vender documentación sensible aprovechando las salidas del prisión de compañero reclusos de su confianza.