Мы в Telegram
Добавить новость
ru24.net
World News in Spanish
Март
2021

John Dos Passos y su extraño viaje a Toledo

0
Abc.es 
John Dos Passos, el genial autor de la trilogía USA y de libros como Rocinante vuelve al camino, visitó España con apenas 20 años hacia 1916, poco antes de implicarse en la primera guerra mundial. Quería estudiar arte y arquitectura españoles y aprender nuestra lengua. Llevaba permanentemente en el bolsillo un ejemplar del Cancionero de Jorge Manrique: era su método de español. ¡Admirable y harto inteligente! Esperaba en la pensión Boston ser admitido en la prestigiosa y muy solicitada Residencia de Estudiantes y, entretanto, bebía cerveza alemana, se extasiaba con el baile flamenco de Pastora Imperio y escalaba las cumbres de la sierra del Guadarrama. Una noche, tras una de esas sesiones de baile español y unas cuantas cervezas en El Oro del Rhin, decidió que: «aquel poema (Coplas por la muerte de su padre) y Pastora eran las dos grandes experiencias de mi vida». Enfervorizado, tuvo el rapto de emprender con un amigo un viaje nocturno a pie de Madrid a Toledo. Recorrieron la calle de Toledo, la más bella de Europa para Galdós, cruzaron la puerta homónima y atravesando los últimos arrabales, ventas y ventillas, enfilaron hacia la capital del Tajo. En vez del anónimo fragor actual de la autovía, la blanca carretera estaba concurrida de carros y ellos hacían camino tras un borriquillo que trotaba «con pasos menudos». Iban practicando castellano con los arrieros que les invitaban de sus botas. «No estamos en el presente, nos decíamos el uno al otro, estamos en la España de don Quijote y de Sancho Panza». «Los gallos cantaban y los perros ladraban en la lejanía y parecía oírse el rozar de las faldas de las estrellas mientras interpretaban su danza solemne en el cielo. En las zonas más bajas había neblina y todo quedaba confundido en una tonalidad de plata bruñida», poetiza Dos Passos su recuerdo de aquella noche inolvidable, quizá influenciada por una lectura de Camino de perfección de Pío Baroja y, desde luego, por bastantes pintas de densa cerveza alemana. Nunca llegaron a Toledo. Pararon a descansar en Torrejón (cuál de los dos no lo explicita) y entonces llegarían el cansancio y la resaca. Y el recuerdo de un compromiso para cenar nada menos que en la Embajada yanqui. Enseguida tomaron un tren de vuelta a Madrid. «A pesar de todo, el paseo nos dejó un recuerdo imperecedero», escribe. Pero hubo sin duda otros viajes de Dos Passos a Toledo. Nuestra ciudad era la meca de artistas e intelectuales desde el redescubrimiento del Greco, las excursiones de la Institución Libre de Enseñanza y la Noche Toledana de Ramón Gómez de la Serna. Pronto (en 1923) advendría la creación por Luis Buñuel de la mítica Orden de Toledo. Así escribe: «Cuanto leía y veía formaba parte de un mismo decorado. Toledo era la misma que aparece en las novelas ejemplares de Cervantes y las escenas callejeras de la Puerta del Sol eran las que describió Lope de Vega». De hecho, en el tren de Toledo, que entonces no era el ave desde luego, tuvo un encuentro crucial en su vida. «En un vagón de tercera clase, volviendo de Toledo, me encontré charlando con un estudiante de la universidad que quería mejorar su inglés». No era otro que el gallego José Robles Pazos, filólogo. «Nos entendimos tan bien que seguimos tratándonos hasta su muerte». Aquella amistad, que duró más de 20 años, se plasmó en que Dos Passos le ayudó a encontrar plaza de lector en una universidad norteamericana a Robles y que este tradujera esa cumbre de la novela del siglo XX titulada Manhattan Transfer. Una amistad que desembocó en tragedia. Ambos apoyaban a la II República y Dos Passos se encaminó a Valencia, su capital en guerra, a guionizar el documental Tierras de España. Junto a su hasta entonces amigo del alma Ernest Hemingway. Pero el documental se convirtió en un borrador de El Tercer Hombre. Robles, intérprete de la embajada soviética, había desaparecido. Nadie daba razón de él. Murmuraciones, bisbiseos, chismes del terror. Ni siquiera un ministro español pudo o quiso explicarle nada. Era cosa de la policía política soviética y de las checas. Encima con una no probada imputación de traición o espionaje. Aquello significó la pérdida no de uno, sino de dos amigos (Hemingway no cuestionó la versión oficial: la guerra se imponía a los individuos). Y significó la separación de Dos Passos, más libertario que nunca, del estalinismo. Comprendió que, con todos su defectos, los Estados Unidos estaban más cerca de un horizonte en que libertad individual y progreso colectivo se armonizasen, que cualquier otra potencia. Pepe Robles, entre otras obras interesantes, nos legó el Cancionero teatral de Lope de Vega. Explorando el Toledo lopesco (callejón de la Sierpe, palacio renacentista del Marqués de Malpica, la casa junto a San Justo en que se podía tocar el cielo) y viendo a mi amiga la gran actriz Ángeles Carmona escenificar junto a Zocodover su quijotesco yelmo de Mambrino, evoco el extraño viaje a Toledo de John Dos Passos y la renovada vigencia y actualidad de nuestros clásicos.



Moscow.media
Частные объявления сегодня





Rss.plus




Спорт в России и мире

Новости спорта


Новости тенниса
Стефанос Циципас

Греческий теннисист Стефанос Циципас поблагодарил мать за советское воспитание






«Она не ожидала»: стала известна реакция Королевой на инцидент в Кремле 9 мая

Собянин оценил развитие портала mos.ru

Врач посоветовал положить в аптечку для пикника средства от обезвоживания

Мишустин предложил переназначить Голикову вице-премьером по соцвопросам и ФАДН