Pandemia y epilepsia: menos diagnósticos, más brotes, pero no más graves

Uno de cada cuatro pacientes con epilepsia asegura haber sufrido un aumento en el número de crisis epilépticas experimentadas durante el confinamiento. Así se desprende de un estudio realizado por la unidad de epilepsia del Hospital Clínic de Barcelona entre el 15 de marzo y 25 de mayo, meses durante los cuales la población estuvo confinada en casa, hecho que ha causó un aumento sin precedentes de las transtornos de carácter psicológico y mental en el conjunto de la población. «La mayoría de casos que detectamos de personas que habían empeorado eran por problemas relacionados con la conciliación del sueño y la ansiedad», ha explicado hoy la presidenta de la Sociedad Española de Epilepsia, la doctora Mar Carreño, en un acto organizado por la farmacéutica Neuraxpharm. El estudio del Clínic muestra también que el 43% de los enfermos con epilepsia tuvieron problemas para conciliar el sueño, mientras que el 25% declaró sentirse con peor humor o más deprimido durante los meses de encierro más severo, aunque estas cifras no distan mucho del sufrimiento mental padecido por el conjunto de la población. Según el informe presentado hoy, a pesar del colapso vivido en la mayoría de hospitales españoles con motivo de la pandemia de coronavirus, ello no afecto de forma contundente a los enfermos de epilepsia. No en vano, aunque estos notaron un aumento de hasta el 78% el número de casos en los que los pacientes se veían en la necesidad de contactar en algún momento con su neurólogo, el 70% declaró que no había tenido ningún problema para ponerse en contacto con su doctor y tan solo el 9% había tardado más de lo habitual. «En los hospitales grandes la periodicidad de las citas siguieron igual. Donde sí se experimentó un leve retraso fueron en las pruebas diagnósticas, que las que no eran urgentes se tuvieron que posponer a después del confinamiento», ha confirmado la doctora Carreño, directora del departamento de epilepsia del Clínic, uno de los mayores hospitales de Cataluña. A pesar de aumentar el número de 'crisis' epilépticas, los encuestados por el estudio -hecho sobre 627 pacientes con esta afección- admitieron que la duración de los brotes y su gravedad no fue superior a los que sufrían antes del confinamiento. Solo el 13% alertó de haber notados estas dolencias más intensamente. Esta estabilización, en palabras de Carreño, puede haberse debido a que la mayoría de los pacientes tenían que quedar en casa y se pudieron centrar en su salud y «ser supervisados por otros miembros de la familia». Epilepsia y la vacuna contra el coronavirus En la presentación, Carreño ha explicado que, tal y como se había dicho desde algunos sectores mediáticos, no existe ningún tipo de «contradicción» en el hecho de que una persona que sufre episodios de epilepsia pueda ser vacunada o no contra la Covid-19. Eso sí, la médico ha explicado que «si estas vacunas pueden producir fiebre», puede ser que aumenten «el número de crisis» en este tipo de enfermos.